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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 17. Reunión, el momento.

Desde aquella discusión, Anick había intentado hablar lo menos posible con Anaksha; le era totalmente insoportable aquella semi pelirroja... ahí, creyendo que el mundo estaba a sus pies.
Así como también disfrutaba de la compañía de uno de los hombres más codiciados del mundo entero, aprovechando la fama que se había ganado con la única gracia de ser capaz de mover objetos con la mente. ¡Qué vulgaridad! Sin embargo ella... bueno, la compañía la había colocado gracias a la herencia que le dejó su finado marido (el cual había sido mayor que ella por tan solo cuarenta y siete años, así que su matrimonio fue relativamente corto).
Pero ella había sido la responsable de haber hecho a SkullBunny prosperar... su gran equipo de administradores, publicistas y mercadólogos no importaban ¿Cierto? ¡Cierto! Sin su liderazgo, de seguro esos profesionales con todos sus estudios y conocimientos no sabrían qué hacer por su cuenta.
Sin embargo no podía permitirse perder la confianza de la chica Kjolsrud, ella era los únicos oídos que tenía dentro de la Primera Liga de Héroes; porque claro, una cosa eran los archivos y expedientes a los que ella tenía acceso (limitado, cabe mencionar, ya que Anick no formaba parte de los grandes directivos de Hero TV), y otra muy distinta lo que los propios héroes mantenían entre ellos, asuntos de interés que no comentaban a sus jefes directos, patrocinadores ni a Agnes Joubert.

Ése día en particular fue cuando Anick sabía que no podía procrastinar esto más tiempo, así que tomó su orgullo y su odio, los reprimió lo mejor que pudo y mandó a llamar a la chica Kjolsrud a la oficina central de la corporación SkullBunny, su oficina.
Un par de minutos después alguien llamó a la puerta y la CEO permitió el acceso a quien esperaba del otro lado; Anaksha entró con el rostro carente de expresión y su cabello recogido en una coleta no disimulaban en nada este aspecto, sus pasos sonaban discretamente a pesar de usar tacones altos lo cual indicaba que caminaba de puntillas, como con cautela. Hizo una pequeña reverencia con la cabeza hacia su jefa, ofreciendo un amable pero frío saludo a la rubia sentada tras el escritorio; Anick, tratando de conservar su rostro inexpresivo de todo aquello que pudiera indicar desagrado, señaló con cortesía uno de los sillones de su oficina para que la Leona Siniestra tomara asiento. La heroína así lo hizo, Lomawien se levantó de su silla para acompañar a su empleada al otro lado de aquella pequeña sala quedando frente a frente, separadas por la pequeña mesa entre ellas.
-¿Qué... qué tal te va?- preguntó la rubia, con una sonrisa mal disimulada mientras tomaba la pequeña tetera de la mesa y servía dos tazas de té negro. Anaksha se percató de ello, pero más que curiosa, le pareció perturbadora la sonrisa de su jefa... como si se encontrase en un intenso dolor.
-Bien, gracias. ¿Cómo estás tu? ¿Te... encuentras bien?- expresó la chica con un poco de preocupación, y había que decirlo, cierto desagrado (esto no pasó desapercibido por la rubia, quien poco a poco sentía que perdía la paciencia).
-Sólo quería decirte que lamento lo del otro día.- dijo amablemente, al mismo tiempo que sentía como si tuviera una hemorragia interna. El coraje y enojo de tener que decir algo que no sentía y más aparte hacia una persona que ella despreciaba era casi insoportable.- Pero debes entender que me gusta saber en lo que estás metida, después de todo te contraté porque siempre me gustó tu sinceridad directa y valentía.- la rubia empezaba ansiosamente a rasguñar el asiento del sillón mientras el resto de su puño se apretaba furiosamente, pero su expresión facial seguía igual.
-Tienes razón, Anick. Debí habértelo dicho, también lo lamento.- admitió la chica notando los ansiosos ademanes de su jefa, pero se limitó a asentir.- No quiero sonar descortés pero tengo que terminar unos reportes en mi cubículo. ¿Necesitas algo más?-
¡Demonios! Esta mujer era tan directa y no se andaba con rodeos... de verdad no quería, pero Anick necesitaba alargar un poco más la conversación, por lo menos hasta que Anaksha dijera algo remotamente interesante. Intentó disimular su desagrado por la semi pelirroja un poco más y seguir conversando como si de amigas se tratara.
-¡Oh, vamos! Toma otra taza de té conmigo y cuéntame un poco más de ti. ¿Has hecho amigos dentro de la liga?- preguntó en un tono más jovial, pero al mismo tiempo rasguñaba el asiento un poco más fuerte. Annie se sintió desconcertada con el repentino cambio de actitud, sentía que esta mujer quería ganarse su confianza, pero hacerlo no sería tan fácil, de hecho dudaba que algún día pudiera confiar en Anick plenamente. Había algo que se lo impedía, no sabía con exactitud qué era, tal vez fuese sólo una corazonada... y esperaba no equivocarse.
-Bueno, tu conoces mi pasado con respecto a lo de mis padres y Wild Tiger, así que el hecho de que ahora pueda trabajar en el mismo ámbito que él, es todo un sueño. Además, mi novio también está ahí y junto con Barnaby, bueno.... se podría decir que nos hemos hecho amigos.- contestó la semi pelirroja. Barnaby Brooks Jr. y Kotetsu T. Kaburagi... justo a lo que Anick quería llegar.
-¿El Apollon Trío, eh? ¿Algo interesante que valga la pena comentar?- preguntó la rubia, acercándose a la chica inconscientemente, abriendo los ojos como a la espera de algo emocionante.
-Claro que si. Si sigo sumando puntos así, podría quitar a Apollon Media y a Poseidon Lines de marcador y hacer renombre a SkullBunny en nuestra temporada debut.- dijo evadiendo el tema, era obvio que la rubia deseaba información personal de los héroes, información que nunca obtendría de Annie.- ¿Acaso eso no es muy interesante?- dijo para sonreír ella después.
La falsa felicidad desapareció por completo de Anick, simplemente se limitó a asentir con una expresión enojada, pero queriendo sonreír de todos modos. Apretó los dientes reprimiendo un arranque de ira y empezó a hablar con una voz más grave de lo usual.
-Ciertamente. Si me permites, acabo de recordar que tenía que hacer unas llamadas... muy importantes.-
-Por supuesto, gracias por el té.- dijo la chica Kjolsrud mientras se levantaba y hacía otra reverencia.- Con tu permiso.- finalizó y se retiró de la oficina sin más.

Uno de los jardineros que trabajaba plantando algunas rosas negras en el jardín frontal del edificio de la compañía se llevó un buen susto cuando un jarrón de cristal cayó a escasos diez centímetros de donde éste se ubicaba, desconcertado alzó la mirada para poder ubicar de dónde habría caído este recipiente; se dio cuenta de que de todas las ventanas que había, sólo la de la CEO Anick Lomawien en el piso 23 estaba abierta. No era secreto entre los empleados y demás subordinados que cuando la mujer enfadaba su mejor manera para expresarlo era arrojando objetos fuera de su ventana, por esta misma razón los jardineros de la compañía hacían rondas y apuestas para que, quien perdiera, fuera quien se ocupara del jardín que quedaba exactamente bajo el ventanal y bajo este muy frecuente riesgo.
La rubia daba vueltas en su oficina, ya no sabía qué podía hacer; no quería volver a hablar nunca con aquella mujer semi pelirroja, pero no tenía más opción. No pudo obtener ningún tipo de información útil que pudiera ayudar a la causa de... ¡él!. Tenía que llamarle, era verdad. Aquella era la importante llamada que debía de hacer; volvió a sentarse frente al escritorio como cabeza de la compañía, tomó el teléfono y digitó aquellos números que sabía de memoria al derecho y al revés. Mientras el tono de espera sonaba, se sonrió pícaramente recordando el motivo de la llamada.
::¿Ahora qué es lo que quieres?:: escupió aquella voz al otro lado del teléfono, con un tono que denotaba fastidio.
-Sólo quería escuchar tu voz, me encanta. Te extraño.- decía Anick con una sonrisa dibujada en su rostro, un tono de voz demasiado gentil y suave y un sonrojo evidente que le iluminaba todo el rostro.
::¿Eso es todo? A diferencia de tu mediocre ocupación, yo sí tengo cosas que hacer, así que...::
-¡No! ¡Espera!- exclamó preocupada.- Quería preguntarte algo. ¿Las provisiones que mandé son suficientes? Por que si no lo son, puedo mandar otro contenedor hoy mismo...-
::Detente, Anick. Por ahora es suficiente, si mandas más no voy a poder almacenarlas. Ya tengo un exceso alarmante de existencias.:: refutó secamente.
-Bueno... sólo quería que tu gente esté bien aprovisionada.- contestó suavemente con semblante enamorado.
::Lo están. ¿Eso es todo?:: contestó con seriedad, casi impaciente de finalizar con la conversación.
-Sólo una cosa más: sé que estás muy ocupado pero... ¿cuando vendrás a verme? Ya casi se cumple el mes.-
::Cuando se cumpla el plazo iré, mientras tanto, no te metas en mis asuntos ni me molestes con llamadas innecesarias. ¿Entiendes o tengo que explicarlo como si fueras un infante?::
-De acuerdo.- asintió la rubia sonriente y con alegría.- Te amo, Frank.- pero la única respuesta que recibió fue el sonido de la llamada siendo finalizada del otro lado de la línea. Soltó una risa aguda y muy chillona que expresaba emoción, mientras se llevaba el teléfono al pecho y lo abrazaba como si de un objeto precioso se tratase; daba vueltas en su silla y miraba al techo, dejando que su imaginación volara, proyectándose a sí misma escenarios que para ella eran posibles, pero para Frank no eran más que retorcidas fantasías.
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La espesura de la noche se hacía presente sobre Sternbild, siendo cortada tanto por la luz de la luna como con la de las incesantes luminarias de la imponente megalópolis. La luminosidad de aquel astro parecía envolver suavemente el departamento de Barnaby, entraba gentilmente por la gran ventana y se mezclaba con el resto de la materia. En un par de horas tendrían que reunirse con los miembros confesados más recientes de Ouroboros; Kotetsu veía la ciudad desde la amplia ventana del hogar del conejo, caminaba de un lado a otro con inquietantes ansias recorriendo incesantemente su cuerpo entero y sus manos no dejaban de sudar y de apretarse en movimientos que reflejaban cierta impaciencia. La voz del rubio interrumpió, cortando con filo el silencio.
-¿Estás bien?- Kotetsu suspiró pesadamente, dejó caer los hombros y contestó con una sonrisa triste.
-Sólo quiero verla, Bunny.-
-La verás, y todo resultará bien. Lo prometo, no dejaré que nada malo le suceda a Kaede.- y fue finalmente con esas palabras que Tiger pudo dominar sus peores temores, como si las palabras del conejo emitieran algún tipo de garantía de la que pudiera fiarse ciegamente. El veterano se irguió y asintió con seguridad al rubio, quien se sonrojó por un momento apartando la mirada para después depositar un suave beso en los labios del moreno.- Ryan y Anaksha ya deben estar esperándonos, habrá que darnos prisa.-

Por su parte, el Príncipe de la Gravedad Errante y la Leona Siniestra se encontraban sentados en una viga en las alturas sostenida por una grúa de construcción, convenientemente situada exactamente por encima del punto de reunión a unos ochenta o noventa metros sobre el nivel del piso; Ryan volteaba algunas veces a los lados para cerciorase de que no hubieran invitados indeseados y reconocer la zona en caso de tener que intervenir, se concentró más de lo que imaginaría en la situación que no se percató del inusual silencio de su novia sino hasta haber terminado de explorar el área con la mirada.
-¿Estás bien? Estás muy callada.- preguntó con cierto interés.
-Sí, es sólo que hoy tuve una charla con Anick que me dejó bastante desconcertada.- Goldsmith la miró en silencio, esperando el desarrollo de la historia, indicándole sutilmente que le platicara lo sucedido.- Para empezar me pidió una disculpa por haberme gritado el otro día aunque tenía una expresión muy rara y sonaba como si alguien la hubiese obligado a disculparse... después me insistió un poco en que le platicara sobre mi vida en la liga y me pareció que mostraba cierto interés en Apollon Media. Como si quisiese ganarse mi amistad y que le contara mi día a día con ustedes... pero evadí el tema y me retiré; tengo una mala corazonada con respecto a ella.-
-Tal vez tengas razón, aunque me parece que es una persona muy temperamental como para planear algo... pero dado a que tú estás más cerca de ella, debes conocerla mejor. Sólo ten cuidado de qué información le confías. Aunque sólo será por lo que resta de la temporada, porque la próxima te nos unirás en Apollon ¿cierto?- el rubio sonrió ampliamente dejando que su perfecta dentadura fuera iluminada por la luz lunar. Anaksha le devolvió la sonrisa con el mismo ímpetu.
-¡Por supuesto que si! Bueno... me encantaría formar parte del equipo como lo llamó el Señor Lloyds. "Apollon DreamTeam" ¿Te imaginas? Sólo que aún tengo que consultarlo con Kotetsu y Barnaby. Sólo me uniré si la totalidad del Apollon Trío me acepta.-
-No creo que sea problema, después de Sword estoy seguro de que confían en ti, después de todo, fue por eso que Wild Tiger recuperó sus poderes... ¿Cuándo les diremos?-
-Por ahora creo que voy a esperar a que lo de su hija se solucione. Me gustaría que Kotetsu esté más tranquilo y bien concentrado para tomar esta decisión. Lo importante ahora no es mi salida de mi compañía para entrar a la suya, sino que su pequeña esté a salvo.- contestó la del cabello rojo y negro, Ryan pensó por un momento cómo formularía su siguiente pregunta.
-Realmente te sientes en deuda con Tiger... ¿cierto?- Annie entendió perfectamente lo que el rubio quería decir con ello.
-Ya no, creo que saldé mi deuda en Sword. Pero lo que sí siento hacia él es muy fuerte... lo veo como una figura paterna. Lo veo como el padre que me rescató después de que el mío fue asesinado. Además entiendo lo que está en juego, tanto Kaburagi padre como hija están en riesgo en sus respectivos extremos; no quiero que Kaede sufra lo que yo perdiendo a su padre, o lo que mi padre sintió antes de que lo mataran... que su hija moría.-
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Kotetsu y Barnaby se encontraban en el punto de reunión, habían confirmado por mensaje de texto que Ryan y Annie los estarían cubriendo por si algo se saliese de control, Bunny salió del pequeño lugar para ver alrededor, mirando hacia arriba para ver a sus colegas en las alturas y para intentar avistar algún tipo de llamas color antinatura a la distancia. El rubio regresó al pequeño e incompleto cuarto tomando su lugar como compañero justo a lado del Tigre, quien tenía un ritmo respiratorio bastante ansioso; Kotetsu bajó su mano de su rostro para entrelazarla fuertemente a la del conejo, buscando algún tipo de consuelo o seguridad. Barnaby, con su otra mano, tomó el rostro del veterano y le hizo voltear para que pudiesen verse a los ojos. Las brillantes esmeraldas del rubio penetraron en lo más profundo del alma del tigre, diciéndole en silencio que no se preocupara... que todo estaría bien. Con esa misma vehemencia e intensidad lo interpretó el moreno, destensando un poco su cuerpo, confiando en la seguridad de su compañero.
-¿Papá...?- se escuchó suavemente a lo lejos. Ambos hombres se levantaron de golpe de la pequeña viga en donde se recargaban. Kotetsu sabía que no podía gritar o alzar demasiado la voz, así que se reprimió y contestó en un tono moderado, aunque con bastante desesperación todavía.
-¿Kaede? ¿Eres tu?- una chica peliblanca de no más de catorce o quince años emergió de las sombras, detrás de ella caminaba otro chico de cabello casi blanco y ojos grises, y detrás de ellos, la sombra del vigilante nocturno más renombrado en Sternbild. Kotetsu se quedó mirándola durante algunos segundos. -Es verdad que tu rostro no es el mismo... pero la expresión de tus ojos sigue siendo delatora... sigue siendo la de mi pequeña.- dijo para sollozar suavemente, con la voz quebrada; Kaede se acercó llorando a él. Por primera vez en mucho tiempo se encontraba deseosa de darle un fuerte abrazo, pero la ironía de la vida era fuerte; justo ahora que quería estrechar a su padre fuertemente, era cuando se veía imposibilitada de hacerlo por el riesgo que ésto conllevaba, perder su coartada y estrategia. Kotetsu lo recordó también, pero se hincó ante su hija y abrazó su abdomen con fuerza y amor, evitando a toda costa su cabeza. El veterano lloraba desconsoladamente, aliviado de poder abrazar a su hija, Kaede abrazó la cabeza de su progenitor contra su pecho, evitando también el roce de piel, buscando la aprobación de Lunatic con la mirada para poder regresar a su rostro original. Kotetsu levantó la cabeza, había abrazado y llorado arrodillado ante una niña peliblanca para erguirse y poder ver a los ojos de su niña castaña, los ojos que brillaban no sólo por las lágrimas, sino por la misma fuerza y ferocidad que los de su madre antes que ella.
-Papá... perdóname...- decía la castaña entre lágrimas, aquellas que caían directamente en la nuca de su padre.
-Ya no tiene importancia, lo único que necesitaba era saber que estabas bien...- decía el moreno al pegarse con más fiereza al pequeño cuerpo de su hija. La chica alzó la mirada buscando a Barnaby, quien tenía un semblante aliviado pero también amargo al pensar que la hija de su compañero estaba envuelta en un asunto demasiado serio.
-Barnaby... de verdad, lo lamento.- admitió muy avergonzada, recordando lo que en su momento de ira le confesó.
-Ya lo dijo tu padre, no tiene importancia. Sólo nos importa que te encuentres bien, Kaede.- dijo esbozando una pequeña sonrisa hacia la castaña, diciendo aquellas palabras de corazón.
-No me importa lo que pueda pasar, si quieres puedo llevarte de nuevo al pueblo, no necesitas regresar a ese lugar...- la voz de Kotetsu denotaba cierta ansiedad que era casi imposible de disimular.
-No puedo hacer eso, papá... tengo que acabar esto.- decía cabizbaja, incapaz de soportar la preocupación de su padre mirándola tan directamente.
-Kaede... no estás obligada a quedarte. Yo ya estoy orgulloso de quién eres y de lo que te has convertido...- su padre la miraba convencido de lo que decía.
-Podemos sacarte de esto, Kaede. Sólo tienes que pedirlo.- asintió Bunny.
-De verdad no... tengo que acabar esto...-

-Tu hija tiene razón, Kaburagi. Te conviene tener más ojos y oídos dentro de la Organización. Deino y yo somos más cercanos a Frank pero tu hija puede saber de la opinión de los militantes. Sin ella, será imposible ganar esta guerra.- admitió el vigilante, abriendo paso con el gutural sonido de su voz.
-¿Cómo sabemos que te podemos confiar a Kaede? Ayer nos dijiste muchas cosas, Lunatic.- resopló Barnaby evidentemente molesto.
-Yo no estuve involucrado en Ouroboros para cuando pasó lo de tu familia, Barnaby Brooks Jr. Se que no confían en mi, si fuera de otra manera, Ryan Goldsmith y Anaksha Kjolsrud no nos estarían vigilando desde las alturas.- el Apollon Dúo original se frenó en seco al escuchar esto último.
-Eso... fue sólo... una medida preventiva.- reprochó Bunny, con un rojo iluminando la piel de su rostro.
-Sin embargo, yo confío en ustedes, si no fuera así, al ver a sus compañeros me hubiera dado media vuelta y los hubiera dejado esperar a nada en este lugar. Pero Thanatos así lo quiso y cumplí con mi promesa.-
-Respóndeme una última duda y si lo haces, juro que confiaremos en ti... total y absolutamente.- decía Barnaby, Lunatic se quedó en silencio esperando a que el rubio siguiera hablando.- Ayer dijiste que habías faltado a tu promesa a Frank. ¿Eso de qué va?-
-Es una historia un poco larga.- admitió el vigilante.
-No tenemos nada que hacer hoy.- dijo con seguridad el rubio, carente de expresión.

Lunatic les había dicho que confiaba en ellos, así que tenía que ir a por todo. Lo sintió desde lo más profundo de su alma y supo que era el deseo de Thanatos que así fuera.
-¿Han oído hablar de Mr. Legend...?-

lunes, 30 de noviembre de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 16. Reunión, el preludio.

-¡¿Ouroboros?!-gritaron los dos originales del Apollon Dúo al unísono. Claro que Frank Martínez ya les había anunciado que la sociedad perduraba... pero ¿Kaede dentro de ella? ¿Acaso su enojo era tal que se había enlistado en las filas enemigas? Kotetsu pensaba eso y también se convencía que así hiciera lo imposible, su hija no lo perdonaría.
-No se las razones que la orillaron a infiltrarse, pero...- decía Lunatic para ser interrumpido por Barnaby.
-Espera... ¿infiltrada?- preguntó haciendo énfasis en aquella palabra.
-En realidad... es un poco más complicado que eso.- Lunatic empezó a narrar como Kaede había llegado, el primer contacto con Deino, cuando el centinela los vio y todo lo consiguiente.- ... ella me hizo cambiar de parecer. Cambió mi modo de ver las cosas... tiene una pasión por la vida que no se iguala con nadie; Thanatos habla con la verdad, y habla a través de tu hija. Así que Deino y yo decidimos ayudarla...- le dijo también acerca de la maravillosa habilidad de la chica para copiar dos poderes a la vez y el traje protector que aislaba sus células para evitar que la descubrieran.
-No lo entiendo... ¿por qué la estás ayudando? ¿Cómo podemos saber que no se trata de una trampa? Básicamente, nos has confesado que eres un miembro de la organización... ¡y quién sabe por cuánto tiempo lo fuiste! Creo que una cosa que siempre te reconocí era que tu posición era imparcial: ni de nuestro lado ni del suyo.- reclamó Barnaby con mucha incertidumbre.
-No puedo excusarme, puedo asegurar que yo no sabía de Ouroboros sino hasta el incidente de Jake, pero a esta altura supongo que da igual si me creen o no. Lo que sí es verdad y ustedes han podido ver es que la organización ha resurgido y el líder no es menos peligroso que su hermano menor.- el rubio dio un paso adelante reprimiendo una rabieta al escuchar los nombres de sus némesis, pero el veterano le detuvo con un brazo.-Escuchen... en realidad no sabría decirles qué fue lo que cambió en mí, sin embargo de Deino sí puedo asegurar que está completamente enamorado de tu hija. Tendrán que conformarse con mi palabra, es lo único que aún me queda con honor. He faltado a la promesa que hace tiempo le hice a Frank...-
-¡¿Enamorado de Kaede?! No, no, no, no y definitivamente no. ¡Ella está aún muy pequeña para esas tonterías de muchachos y demás cosas...!- reclamaba molesto el veterano.
-Kotetsu, concéntrate.- regañó Barnaby por lo bajo mientras Tiger sólo fruncía el ceño en señal de desagrado.- ¿Estarán bien? ¿Podemos ver a Kaede para asegurarnos?-
-Les prometo que la mantendré a salvo, el mundo no puede privarse de su existencia. En cuando a lo otro, será difícil. Puedo ideármelas para concertarles una reunión mañana por la noche en este mismo lugar. Tendremos que ser lo más breves posibles para no levantar sospechas ¿de acuerdo?- ambos héroes asintieron, un poco más tranquilos pero no menos preocupados y un tanto escépticos aún.- Sólo no olviden que usa el rostro de alguien más, pero estoy más que seguro que sabrán que se trata de ella, una vez que estemos en una zona segura podrá volver a su rostro original, lejos de los ojos de cualquier persona; eviten a toda costa tocar su cara y prácticamente toda su cabeza con la piel desnuda ya que son sus únicos puntos vulnerables, o de lo contrario toda nuestra coartada se desvanecerá.-

Lunatic se retiró del lugar, había dicho lo que tenía que decir, nada más y nada menos. El vigilante se sentía nervioso, recordaba aquellas palabras que había dicho: "He faltado a la promesa que hace tiempo le hice a Frank..." Por supuesto que entraba en debates consigo mismo; Martínez fue su salvador, su guía, su impulso a seguir con la obra de Thanatos. Pero en todo este tiempo... ¡qué tan errado había sido interpretado su voluntad! Las palabras de su Dios llegaban con tanta claridad a su alma, sólo para distorsionarse con sus más íntimos deseos, los más sutiles y los más perversos. Y esta pequeña niña, hija de uno de los seres que menos compaginaban con su manera de ser y de pensar, ésta que vino a poner su vida de cabeza y que le provocara hacer labor de meditación para reconsiderar su vida entera. Por fin Thanatos le había puesto ante sus ojos su fiera voluntad, sin distracciones ni malos entendidos: Lo que fuese que el Dios quisiera, Kaede lo expresaría claramente.
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-... y hoy por la noche tendremos que regresar al lugar. Sólo espero que no sea una trampa.- explicaba Barnaby a Ryan y Annie. Los héroes se reunieron al día siguiente en el gimnasio privado de Hero TV; y más específicamente, el original Apollon Dúo se encontraba entrenando un par de horas extras en castigo por no haber sumado puntos en el marcador (impuesto por la [molesta] dueña y el director de dicha compañía).
-Los cubriremos desde lejos, además, Lunatic no les especificó que tenían que ir solos ¿no? Supongo que con ser discretos y guardar distancia bastará.- dijo Annie.
-Nos pospusieron la entrevista de hoy en la noche hasta el fin de semana. Así que no tenemos nada que hacer...- dijo Ryan con un aire de ironía mientras asentía a las palabras de la joven, claro que nunca aceptaría en voz alta que él mismo le había pedido a Agnes la reagendación de dicha entrevista para poder ayudar a sus compañeros de Apollon. Se sentía genuinamente preocupado por ellos después de avistar al "tipejo del fuego azul", pero era demasiado orgulloso como para admitirlo.
-No podremos llevar las armaduras. Son localizables y quiero mantener esto entre nosotros, si esto llegara a saberse entre los peces grandes y directivos, pondremos a mi hija en riesgo. Nos pedirán atacar de inmediato... y todavía no estamos listos para ello.- dijo Kotetsu con preocupación.
-Los demás héroes ya saben de la situación... pero queremos involucrarlos lo menos posible.- agregó Barnaby.
-Por ahora, tengo que hacer lo más complicado hasta el momento: hablar con mi madre al respecto.- dijo Tiger, soltando un pesado suspiro.
-¿Estarán bien? Me refiero también a que tu madre ya está lo suficientemente asustada... ¿Crees que sea buena idea contarle que tu hija se infiltró en la organización criminal NEXT más peligrosa de nuestros tiempos?- preguntó Bunny.
-Vaya... ya que lo pones así...- el veterano rascó su nuca y respiró.- Aún así, ella merece saber lo que pasa y lo que podrá pasar...-

Kotetsu se alejó un momento y subió a la terraza para hablar por teléfono; el tigre sentía un nudo en el estómago y seca la garganta. Era verdad, su madre se había hecho cargo de su hija durante muchos años en su ausencia, había sido no solo su progenitora o abuela de la niña, había sido también como la segunda madre de Kaede. Anju Kaburagi conocía muchas más cosas de su hija que él mismo y aunque siempre sentía culpa por ello, nunca dejó de concentrase en hacer su papel de héroe, haciendo del mundo un lugar mejor para su pequeña... utilizando sus poderes para el bien de la gente. Con una profunda bocanada de aire tomó el valor necesario para buscar el número telefónico en la agenda de su teléfono celular y presionó "LLAMAR".
::¡¿Kotetsu?! ¡¿Has sabido algo de Kaede?!:: contestó su madre con una voz un tanto demasiado preocupada.
-Hola, mamá... Barnaby y yo... la encontramos.-
::¡Oh, Kotetsu!:: dijo y rompió a llorar.:: ¡Lo has hecho! ¡Gracias, hijo!::
-Mamá... no es... no se cómo decirlo.-
::¿Cuándo la enviarás a casa?::
-Escucha, necesito decirte algo, pero tienes que calmarte ¿De acuerdo?-
::¿...qué pasa? ¿Está bien?:: preguntó en un tono más calmado, pero ciertamente más temeroso.
-Kaede... ella... se involucró en algo muy serio. ¿Recuerdas lo que escribió en la nota que dejó? ¿Que básicamente quería compensar las cosas? Ella... se fue a lo extremo, mamá.-
Kotetsu empezó a relatar toda la historia que Lunatic le había dicho, desde el momento en el que el tal chico Deino la recogió de la estación de trenes hasta cuando el mismo Frank Martínez la acogió oficialmente dentro de Ouroboros en perfil bajo (también, la capacidad de la chica para imitar dos poderes al mismo tiempo) y la mencionada reunión de aquella misma noche.
::No la puedes dejar ahí... ¿La sacarás de esa... esa secta o lo que sea que Ouroboros es, verdad?::
-No puedo mamá, si intento acercarme a ella lo único que conseguiré es hacerle daño.-
::Pero... ¿no podrías llevártela cuando la veas hoy?::
-Si no vuelve a la base de Ouroboros sólo apresuraremos el tiempo en que los NEXT rebeldes ataquen... no sabemos qué tan armados estén o lo peligrosos que sean. Cualquier movimiento en falso y miles o hasta millones pagarán el precio.-
::¡¡No me importan esos miles o millones, Kotetsu!! ¡¡Me importa Kaede...!!:: dijo Anju para de nuevo romper a llorar.
-Mamá... no puedo sacrificar a nadie... no puedo...- Tiger se hincó haciéndose un ovillo mientras sobaba su cabeza y contenía el llanto con una voz demasiado quebrada.
::... lo se... eres demasiado noble, hijo. Sólo... tráela a salvo. Es lo único que pido, no dejes que le hagan daño.::
-Eso te lo prometo. Sobre mi vida.-
::Kotetsu... sin importar lo que pase... siempre estaré orgullosa de ustedes dos. Kaede es una excelente niña...::
-¿... mamá?-
::... porque tiene un excelente padre.::
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Ivan terminaba de asearse en los vestidores, había sido un poco extraño regresar al trabajo después de haber estado inactivo por varios días. Sin embargo, a Keith le parecía maravilloso poder volver a desempeñar su papel de vigía. El chico ciertamente había pensado mucho en lo que el Rey le había dicho el día en el que... bueno, ya no sabría describirlo como "beso", puesto que sólo había sido un leve roce de labios, sin embargo aún existía la duda de las razones del monarca tendría para haber hecho semejante cosa. Sacudió todo pensamiento de él, ya estaba un tanto abrumado de repasar una y otra vez lo mismo, necesitaba un pequeño descanso mental; pero en ése momento en el que el chico casi terminaba de vaciar a Keith de su mente, el Rey emergió vestido con sus habituales ropas por detrás de los casilleros. Ivan estaba en proceso de colocarse la ropa interior, así que cuando se percató de la presencia del monarca, un ligero sonrojo se elevó a sus mejillas; le dio la espalda a Keith para ocultar su desnudez y el color rosa de sus mejillas (el cual le parecía más vergonzoso que su desnudez misma).
-¡Ivan! ¡Buen trabajo hoy!- le felicitó el mayor de los rubios con una sonrisa de oreja a oreja, aunque el menor no pudo percatarse de ello, lo imaginó.
-Igualmente, Keith. Me alegra que ya esté en forma de nuevo...- respondió un poco cabizbajo.
-¿Tienes algo que hacer más en la noche?- preguntó Keith, aunque si Origami hubiera puesto un poco más de atención hubiera notado el atisbo de esperanza que salía de la garganta de Sky High.

Ivan logró deducir a qué olía el asunto... le iba a invitar a salir. Recordaba lo que el Rey le había dicho aquél día, que quería pasar tiempo con él porque así lo deseara, no impulsado por la culpa. Sin embargo, ahora sentía ese atisbo de remordimiento por ser Keith quien lo buscara y no Ivan. Pero podía voltear un poco las cosas, tal vez podía salvar el momento de una manera inteligente para hacer que Sky High se sintiera el invitado, y no al revés.
-No, en realidad no tenía nada planeado. Pero si usted también está libre tal vez... podríamos... ir a cenar o algo parecido.- los ojos de Keith se llenaron de una luz demasiado luminosa como para ser simple emoción. Al ver los ojos del Rey, Ivan se llenó de tranquilidad; le producía paz poder hacer al monarca feliz.
-¡Estupendo! ¿Tienes alguna sugerencia?- preguntó entusiasmado.
-Usted decida, Keith. Va por mi cuenta.- el Rey se quedó pensativo un par de segundos.
-Vayamos a tu restaurante favorito. Quiero probar tus gustos. Los míos no son nada complicados... en realidad lo que huela delicioso está bien para mí.- confesó en un todo entre despreocupado y apenado.
-De acuerdo... espero le agrade la comida japonesa.-
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Al terminar una peculiar y deliciosa cena a base de pescado crudo, arroz, algunas frituras cuyos nombres eran un poco difíciles para el Rey de recordar, y un poco de sake, ambos rubios arribaron a la casa del monarca. Los hombres se encontraban felices, el destilado había hecho de las suyas, sin embargo no estaban ebrios; simplemente les había puesto en un ambiente alegre.
Ivan jugaba con John, el labrador se retorcía entre sus manos buscando caricias para después tumbarse panza arriba para que le rascara, moviendo su pata posterior derecha en señal de cosquillas y la cola en señal de felicidad; Keith sacó un par de cervezas de su refrigerador, abrió una bolsa de botanas para vaciarlas en un recipiente hondo y llevarlas a la mesa de la sala. Prendió la televisión que estaba sintonizada en el canal de Hero TV, donde anunciaban que la entrevista de lo que ahora la gente llamaba "Golden Xiaji" (haciendo un juego de palabras entre los nombres de los héroes para representar en una sola palabra a la pareja) se pospondría al fin de semana debido a la "apretada agenda de los héroes".
-Al parecer todos están cayendo en esto del amor ¿no crees? Lo de Tiger y Barnaby me tomó por sorpresa, pero lo están llevando bastante bien... inclusive con lo del asunto de su pequeña niña.- dijo el Rey, expresando lo último con preocupación.
-Estaremos ahí para ellos cuando lo necesiten. Por ahora no podemos hacer nada sin que ellos nos lo pidan, podríamos hacer más mal que bien.- el Rey asintió a la afirmación de Ivan, le dio un pequeño sorbo a la lata y luego le sonrió.
-Me he puesto a pensar sobre ésos dos... creo que nuestra sociedad siempre estará dañada, pero no por los terroristas o malhechores contra los que luchamos, sino por ésta misma. Hay muchos prejuicios allá fuera, y estoy seguro de que ambos han considerado cómo podría repercutir en sus carreras si esto sale a la luz. Pero... ¿por qué dejar que alguien más decida por ti mismo cuando uno es dueño de su propio destino?-
-¿Keith...?-
-A lo que quiero llegar Ivan, es que no quiero que nadie me diga qué es correcto y qué no para poder vivir mi vida felizmente. Por ejemplo... Tiger y Barnaby nos dijeron que no eran homosexuales, a pesar de haberse enamorado. Creo que de cierta forma entiendo el sentimiento, no veo a los hombres en general como objetos de deseo, pero creo que si la persona ideal... mi media naranja llegara dentro de un cuerpo masculino... no me importaría en lo absoluto. No lo dejaría ir por nada del mundo, a no ser de que fuese él quien me lo pidiera.- dijo con una sonrisa.
-No lo había considerado nunca de esa manera...- Ivan lo dijo sinceramente, nunca había sentido repulsión ni nada por el estilo hacia la comunidad gay-lésbica, sin embargo tampoco había indagado mucho en el tema. Era más bien un pensamiento similar a "cada quién en su asunto". Pero lo que sí había estado pensando fue en aquello del otro día en casa de Keith, en ese mismo sillón donde ahora conversaban. Era ahora o nunca, tenía que preguntar las razones de ello, de aquel "beso"; aunque probablemente el Rey estaba tan cansado en ese momento que era muy seguro que lo hubiese olvidado, o recordar que tan siquiera lo hizo.

-La vez pasada que le dieron de alta... bueno, probablemente no lo recuerde... pero....- Keith fijó la vista en el chico con una expresión muy atenta, arqueando la ceja de una manera bastante atractiva, una que Ivan no pudo interpretar muy bien.- Usted... me besó.- admitió por fin, con las mejillas un tanto ruborizadas.
-Sí. Lo hice.- admitió también el Rey, con la ceja todavía arqueada en una expresión indescifrable y la voz firme, como si quisiera apegarse a cada palabra que pronunciaba.
-¿Puedo preguntar... porqué?-
-¿Alguna vez te han dicho que pareces un zorro albino?-
-¿Qué?- preguntó el chico evidentemente desorientado por el rumbo que tomaba la conversación.
-Nunca he sido un hombre religioso o supersticioso, sin embargo creo firmemente en que aunque nosotros forjamos nuestro destino, el universo tiene cosas preparadas para cada uno de nosotros, no importa cuánto lo queramos cambiar, evitar o posponer.- dijo Keith con una suave sonrisa, casi ronroneando con su voz. Ivan siguió el nuevo camino de la charla sin rechistar, sintiendo parecer que el tema conllevaba a uno más conciso.
-¿Lo has descubierto? ¿Qué es lo que esperas de tu destino?-
-Sí. Hace muchos años cuando apenas era un adolescente de doce años, una gitana me leyó la palma de la mano derecha, diciéndome que mi destino me estaba augurando un evento lejano. Me dijo que algún día me convertiría en un águila y me enamoraría de un zorro blanco que me protegería más de lo que yo a él. Claro que en aquel entonces me lo tomé de forma literal y estaba aterrado de volverme un animal. Tres años después aparecieron mis poderes, y otros años después me contrataron como héroe. Cuando mi compañía me proporcionó el equipo para nivelar mi vuelo, comprendí entonces que la gitana hablaba en sentido figurado: que yo era aquella águila. Y terminé de convencerme seis meses después cuando un egresado de la Academia de Héroes se unió a la Primera Liga.- la voz del Rey se volvió mucho más grave, pero no perdió ese toque casi aterciopelado que emanaba de su garganta. Se acercó cada vez un poco más al chico delante suyo.
-¿Ke...ith...?- preguntó Ivan un poco más disperso, mientras involuntariamente se acercaba al rostro del monarca. Sus labios estaban entreabiertos y dejó escapar un poco de aire entre ellos, permitiéndole al mayor de los rubios aspirar su cálido aliento.
-Y entonces me di cuenta de que podrías ser tu... pero no fue sino hasta ahora que me pude dar cuenta. De que siempre fuiste tu.-
Y entonces pasó... ahora fue de verdad. Se acercaron uno al otro cerrando los ojos inconscientemente, dejándose llevar por aquel destino. Los labios de los rubios se unieron en un cálido beso en el que se podían sentir unas discretas lágrimas provenientes de ambos pares de ojos. No hubo objeción alguna, si Ivan era el zorro blanco, aquel zorro albino, lo sería y estaría ahí para defender al águila desde su elemento terrenal.
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Ciertamente sentía un nudo en el estómago, incluso pensó que su propio padre no la reconocería por llevar otro rostro. Kaede no pudo conciliar el sueño la noche anterior, deseaba ver a su padre y por primera vez en mucho tiempo abrazarle como nunca; sin embargo no podría hacerlo con el entusiasmo con el que lo deseaba por temor a perder sus dos habilidades y que su coartada se desvaneciera. El plan no era tan complejo: se verían dentro de unas horas, Lunatic les llevaría a ella y a Deino a la construcción donde el centinela y el dúo original de Apollon habían conversado la noche anterior y una vez en el lugar y de asegurarse que la zona estaba despejada, ella podría volver por un instante a su rostro original.
-¿Kae...?- el chico rubio casi platino le dedicó una suave mirada.- ¿Te encuentras bien?- Deino sostenía una tabla de madera con algunos papeles sostenidos en ella y un lápiz con el que hacía anotaciones.
-Sí... solo estoy un poco nerviosa.- asintió tristemente mientras terminaba de doblar la última sábana del lote. Sus tareas hasta ahora eran sencillas, doblar la ropa limpia que salía de la lavandería para colocarlas en el almacén situado en el primer nivel nivel subterráneo.

La estructura de la base de Ouroboros era una mera fachada por fuera: la fábrica de calzado al oeste de la ciudad era muy grande, pero estaba terriblemente gastada por el exterior; el interior era simplemente el nivel de piso, nada adicional construido sobre la estructura o dentro de ella. Aquel interior servía no sólo de fachada, sino que también era lo que los NEXTs rebeldes llamaban "El vínculo" ya que era el camino que los conectaba hacia el nuevo mundo, el nuevo régimen de los que ellos decían que reinaría, el siguiente paso a la evolución.
Siguiendo al fondo de la explanada, habían unas escaleras escondidas tras una puerta oxidada y vieja que contribuía a la imagen de una frágil estructura; bajando por estos escalones se llegaba a los niveles subterráneos que eran por mucho, más modernos y sofisticados que lo que dejaba ver el exterior. Inclusive los acabados parecían de un hotel cuatro estrellas, paredes blancas y lámparas de luz fría.
En el primer nivel subterráneo se encontraban la lavandería y los diversos almacenes (de ropas y textiles, comida, provisiones varias, artículos de limpieza, entre otros). En el segundo, la cocina de casi un tamaño industrial y el comedor para todos los refugiados. El tercero albergaba algo más interesante, ahí estaban distribuidos los archivos físicos de la organización, también el área de inteligencia con varios individuos que antes de ser reclutados se dedicaban a la investigación pública y privada; al fondo, la oficina del líder Frank Martínez y de su mano derecha, Jason Keyes, dentro de la misma oficina, los dormitorios de ambas personalidades. Finalmente, los dormitorios generales, vestidores y duchas ocupaban toda la extensión del cuarto al octavo nivel (cabe mencionar que una enfermería estaba de más dado que el líder de la organización era quien les curaba de todo mal).
Sólo a los que trabajaban en el área de inteligencia, Deino y a Lunatic se les permitía el acceso al tercer nivel, Kaede se sintió un poco frustrada al no poder ver por sí misma aquel piso, tan sólo tenía que conformarse con una mirada rápida y despistada de la primera vez que le llevaron ante Frank, sin embargo, también sentía el alivio de poder contar con los ojos de Deino dentro de las oficinas principales. El chico le contaba a detalle cada pequeña experiencia que tenía dentro del nivel; aprovechaban cada momento que tenían juntos, ya que ella con sus tareas dentro de los almacenes y el trabajo del chico al coordinar las actividades de todos los refugiados, les dejaba escaso tiempo que compartir por la noche.

-Quiero mostrarte algo... ven conmigo.- dijo Deino con una pequeña sonrisa, mientras le tendía la mano a la chica, que por el momento era peliblanca. Ella le dedicó una sonrisa triste y se aferró a la mano que le era ofrecida. Esperarían a Lunatic en los contenedores donde se habían encontrado por primera vez, lo suficientemente lejos de la fábrica, aunque ya había sonado el toque de queda para todos los demás (ciertamente, ser el segundo asistente de Frank y coordinador de actividades internas de Ouroboros le daba a Deino algunos privilegios para saltarse el toque).
-La vista es hermosa.- dijo Kaede con los ojos abiertos cuales platos al contemplar el cielo despejado, la luna llena y la imponente estatua de la Diosa que se veía a la distancia.
El muchacho platinado se le acercó, pero consciente de que no podría tocar su rostro, tomó la mano de la chica; hizo que la colocara sobre su mejilla, así Kaede parecía que se tocaba el rostro, pero la intención era más profunda.
Deino se sonrojó un poco más de la cuenta pero sus ojos se veían firmes y decididos, el platinado besó el dorso de su mano, simulando que en realidad lo recibiera en el rostro. Kaede adoptó el mismo color que tintó el rostro del otro, y lo miró con la misma dulzura con la que éste la miraba.
Pasaron el rato en silencio, diciéndose mil palabras cruzando sus miradas hasta que llegó el centinela... entonces era tiempo de concentrarse en otro asunto.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Halloween / Día de los Muertos Make Up

Pues para estás festividades decidí hacer algo especial (por no decir SUMAMENTE IMPROVISADO DE 20 MINUTOS) jaja.
Así que hice un híbrido entre un arlequín del demonio (jajajaja) y la típica Catrina Mexicana.

Les dejo aquí las rápidas fotos que tomé antes de sumergirme en el vicio total y verme por mucho menos decente xD

domingo, 11 de octubre de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 15: Confrontaciones pre-destinadas. Parte III.

-Lunatic... Joseph está en la lavandería y Carl está durmiendo en la banca que está a un lado de la entrada principal, cerca del bote con fuego que ilumina la puerta. Desprende un olor muy fuerte a alcohol, creo que está ebrio de nuevo...- respondió Deino, quien llegaba con paso apurado después de investigar.
-Es más fácil mover a Joseph hacia Carl... tráelo. Inventa alguna excusa buena, utiliza el fuego y luego duérmelo.- ordenó el vigilante y el chico asintió.
-¡Hey! ¡Esperen! ¿Quién es Joseph y quién es Carl?- preguntó Kaede confundida, mientras buscaba entre su equipaje algún abrigo que le cubriera del frío, ya que aún no habían ingresado a la fábrica.
-Son NEXTs que vinieron hace como seis días. Joseph puede cambiar de rostro, casi como Origami Cyclone, pero Joseph sólo tiene que ver el rostro al que se transformará y no tocarlo. Además de que sólo puede hacer que sea su cara la que cambie, su cuerpo no. El interrogatorio que el Maestro le hizo fue muy duro. Tenía que asegurarse de que no era ningún espía; Jason le hizo crecer pequeños campos de fuerza dentro de la piel haciéndolos explotar. Fue muy cruel, pero después de que confirmaron que sus intenciones no eran ésas, el propio Maestro le curó y le acogió. Carl por su parte puede convertir cualquier objeto en arena...- explicó el peliblanco.
-Lo que quiero hacer es que copies esos dos poderes. Que toques a ambos hombres al mismo tiempo...- Lunatic hizo una seña a Deino para que fuera a por Joseph.- Necesitas cambiar tu rostro para que Frank no te reconozca, ya que el tiene registro de los familiares y seres cercanos a los héroes. Pero si quieres unirte te pedirá que le muestres tu poder y obviamente no puedes hacer éso teniendo sólo el de cambio de rostro. Así que mientras mantienes un rostro diferente, vas a mostrarle la otra habilidad, la de Carl. No quisiera que tuvieras dones muy poderosos, porque así te enrolarían en las filas de combate primarias y corres el riesgo de salir lastimada. A los NEXT que no tienen habilidades muy dañinas o peligrosas se les asignan tareas de limpieza y administración de provisiones. Me parece que desde ahí podrás tener una vista más amplia de lo que deseas averiguar acerca de Ouroboros.-
-Entiendo tu plan, pero... ¿el rostro de quién copiaré?-

Ah... juventud, divino tesoro. La época en donde la belleza estética reina entre los mortales. Origa Petrov era la prueba de que en la juventud, uno se encuentra en su máximo esplendor. No sólo por aquella belleza de Origa poseía de niña, sino que la energía de aquellos años, la vida le llenaba de frescura y jolgorio constante.
Lunatic se descolgó un pequeño guardapelo de plata que se sacó de entre las ropas, lo abrió y la imagen que se encontraba ahí le estrujó el corazón... un pequeño retrato de Origa Petrov a la tierna edad de trece años.
-Te confiaré el joven rostro de mi madre. ¿Podrás cuidar bien de él?- preguntó Lunatic a la chica mientras le tendía la reliquia con cierto recelo. Ella lo tomó con el debido respeto que el hombre exigía para su progenitora y lo miró con decisión.
-¡Lo haré! ¡No te decepcionaré!-
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-... y pues como tú y Carl parecen llevarse bien, pensé que podrías ayudarme a cargarlo al interior.- explicaba Deino. Joseph le dirigió una mirada escéptica.
-Te daré una cobija para que lo cubras. Carl se molesta si lo perturbas mientras duerme...- respondió un poco indiferente mientras buscaba entre la ropa doblada una manta.
-Es que...-
-¿Qué?-
-Lunatic está vigilando fuera y dice que el olor de Carl es un poco repulsivo y ordenó que lo llevara dentro, pero yo solo no aguanto el peso, y si se despierta, se molestaría menos si te ve a ti.- dijo mientras improvisaba aquellas líneas, ocultando su nerviosismo a la perfección. Joseph suspiró pesadamente.
-Tienes razón... ni hablar. Vamos.-
Mientras caminaban hacia el exterior, Deino ocultó sus manos de la vista del hombre que lo acompañaba e hizo crecer entre ellas un generoso racimo de salvia. El rubio platino le indicó a Joseph dónde estaba el NEXT ebrio, caminaron hacia a él pasando por un costado del bote con fuego y Deino incendió la punta de las plantas que llevaba, provocando que la dirección del viento impregnara de humo la cara de Joseph.
-Veamos... yo lo sostendré de los hombros, tu toma sus pies y a la cuenta de tres...- el hombre se empezó a tambalear y dobló las rodillas intentando sostenerse.- Yo, me siento...- y sin salir de su papel, Deino adoptó un semblante preocupado, mientras ocultaba detrás de su cuerpo la salvia humeante.
-¿Qué le sucede, Joseph?- a lo que el hombre se echó a reír como nunca, soltó una carcajada que era hasta contagiosa.
-Me siento... muy... bien...- dicho eso, se desplomó, dándose un golpe directo en la cara mientras seguía riendo.-El piso, se siente... fenomenal.- decía mientras hacía ademanes muy raros.

Lunatic y Kaede se acercaron viniendo desde las sombras, el vengador le explicó a la chica las propiedades de la salvia: es algo así como la hermana menor de la marihuana, cuando se inhalan grandes cantidades el efecto es similar al de haber consumido LSD sintético, es menos nocivo, más rápido en hacer efecto pero menos duradero. Les compró el tiempo suficiente como para que Kaede se acercara a tocar el pie de Carl y la cabeza de Joseph al mismo tiempo; Deino levantó a Joseph del suelo y lo dejó dormir junto a su amigo, cubriéndolos con la misma cobija que le habían ofrecido hacía unos minutos atrás.
Kaede abrió el guardapelo de Lunatic y analizó el rostro de Origa, para después concentrarse y hacerlo propio; al vigilante se le escaparon algunas lágrimas, pero nadie más que él lo supo.
-Ahora intenta convertir algo en arena.- dijo Deino, después creció en la palma de su mano una rama de roble y se la tendió a la castaña que ahora poseía el cabello casi blanco, como la chica en la foto de la reliquia.- Ten, intenta con esto.-
Kaede la tomó y sólo con el contacto la rama se desvaneció entre sus dedos cayendo al piso, haciendo que después el viento se llevara aquellos granos de arena. Lunatic sintió como una sensación de orgullo le inundaba, pero se deshizo de ese pensamiento y se mantuvo objetivo; le tendió una prenda a la chica, una de cuerpo completo que sólo dejaba al descubierto la cabeza, algo parecido a un traje de buzo.
-Tendrás que usar todo el tiempo esto.- mientras Kaede (en el rostro de una joven Origa) la tomaba y examinaba cuidadosamente.
-¿Qué es?-
-Cuando tenía tu edad no podía controlar muy bien mis dones. Mi padre me obsequió esto antes de morir. Es un traje de cuerpo completo que aisla las células NEXT para que se contengan en tu cuerpo; podrás usar la habilidad de convertir objetos en arena si desprendes la abertura de la mano para tocar las cosas. Este traje es para que no te preocupes por que alguien te toque, ya que al estar tus células aisladas, no tendrán contacto con otras para imitar habilidades. Tu único punto vulnerable será la cabeza, no debes de permitir ningún contacto.- la chica asintió.- Póntelo y vayamos con Frank antes de que sea más tarde.-
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-Jason... ¿revisaste el reporte del inventario?- preguntó Frank desde su escritorio mientras daba un sorbo a su taza de café.
-Si, Maestro.- respondió el chico a su vez que revisaba algunos papeles sostenidos en una tabla de mano.- Al parecer los almacenes de todas las áreas tienen exceso de existencias. Nos llegan más cosas de las que podemos guardar.-
-¡Ésa mujer...!- dijo, maldiciendo por lo bajo.
-¿...Maestro?-
-Hace algunos años, en mis viajes para reclutar elementos para nuestra causa, me encontré a una mujer que decía haberse enamorado de mi. Una mundana humana que se ilusionó por los actos de una noche. Meses después de que mi hermano muriera me enteré que ella era la líder de una empresa, nada importante en ése momento. Ella ha estado financiando Ouroboros desde entonces, pero a cambio tengo que reunirme con ella una vez al mes. Es muy molesto, pero hasta que no podamos ser autosustentables...-
-No has cambiado, entonces. Usar a las personas para conseguir lo que el Creador desea... suena muy propio de ti.- dijo una voz familiar a la vez que abría la puerta dejando entrar a un par de rubios platinos.- El Creador te ha puesto un tablero de ajedrez gigantesco y has sabido aprovechar todas las piezas ¿Cierto?-
-¡Así es, Lunatic, amigo mío! El Creador tiene muchas formas de hacernos probar límites, es lo maravilloso de él.- decía mientras le daba un efusivo abrazo al vigilante, quien con un poco de culpa, lo devolvió de igual manera. Jason no perdió la vista de Kaede, viéndola con una mirada absolutamente gélida.- ¿Quién es la chica?-
-¡Oh, Maestro!- decía Deino con alegría.- Ella es una NEXT que encontré. Estaba desprotegida y la traje para que se nos una.-
-¿Cuál es tu nombre?- preguntó prácticamente aullando el castaño Jason.
-Me llamo... Kae.- respondió la chica, un tanto nerviosa, pero intentando controlarse.
-Bien, Kae... ¿y qué te trajo hasta aquí?- preguntó Frank, mientras volvía a tomar asiento tras su escritorio.
-Mi familia... ellos...- decía nerviosa al tratar de inventar algo para el momento.- ...me maltrataban. Huí de casa y encontré a Deino.-
-¿Qué es ese traje que usas por dejo de las ropas?- espetó Jason al percatarse de que la chica no traía guantes nada más, sino que estos le seguían por todo el brazo y eran de la misma tela que tenía en el cuello. Con impresionante habilidad para improvisar, la chica contestó sin vacilar ni un momento.
-Mis padres pertenecían a un grupo de odio contra seres NEXT y cuando supieron lo que podía hacer, incendiaron mi recámara mientras dormía. Este traje sirve para cubrir mis quemaduras... mi piel llena de cicatrices.- dijo fingiendo tristeza.
-¿Y cuáles son tus dones?- preguntó con más interés el líder de la organización.
-Puedo convertir las cosas en arena, por eso fui capaz de apagar las llamas. Convirtiendo todas mis cosas en arenas para apaciguar el fuego.-
-¡Demuéstralo!- chilló el castaño. Frank le tendió la taza de café que bebía, Kaede desprendió la abertura del guante para dejar al descubierto la palma de su mano y con facilidad volvió el recipiente en aquel fino polvo color beige.

-¡Kae, eres más que bienvenida a nuestra causa! Incluso creo que hay otro sujeto por aquí que también convierte cosas en arena...- dijo el Maestro mientras le tendía la mano, ella volvió a acomodar el guante y estrechó la mano de Frank.- Ahora quítate el traje, como señal de mi confianza, voy a curarte esas feas quemaduras.- Kaede se frenó en seco y se le hizo un nudo en el estómago.
-Señor, de verdad no es necesario que...-
-No me respondas.- dijo Frank con una expresión gélida.
-Es que... estas cicatrices las llevo con un propósito.- fue lo único que atinó a decir la chica.
-¿Y cuál es?- preguntó ya irritado el Maestro.
-Me recuerdan el odio que le tengo a los humanos... piensan que son superiores por ser más numerosos que nosotros. Cada vez que las vea, me recordarán porqué estoy aquí, porqué tienen que ser exterminados... Maestro.-
-Niña... ¡te he subestimado! Tienes la pasión que se requiere para estar en las filas de la nueva legión del Creador. Dejaré tus cicatrices para que no pierdas esa vehemencia, pero quiero que sepas que cuando hayamos ganado esta guerra, si aun quieres hacerlas desaparecer, aquí estaré. Deino te mostrará las tareas que desempeñarás aquí, puedes retirarte.-
-Gracias, Maestro.- dijo Kaede haciendo una reverencia y retirándose junto con los dos hombres con los que llegó. Una vez que subieron a la planta principal y bien alejados de los oídos curiosos, la chica preguntó. -¿Salió bien?-
-¡Salió perfecto!- exclamó Deino con efusividad.
-Mantente en bajo perfil por mientras, encontraré la manera de avisarle a tu padre que estás a salvo.-
La chica tomó la mano del centinela y le dirigió la mirada de agradecimiento más sincera de su vida, y Lunatic al ver el rostro de su joven madre... le llegó a lo más profundo del corazón.
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::Bonjour, Heroes! Ahora que los diez están disponibles y la primera liga está completa, espero un buen espectáculo el día de hoy ¿Entendieron?:: Agnes se sonrió mientras hacía algunas indicaciones a sus trabajadores ::La situación es esta: hace once minutos, ocho ladrones sustrajeron una pintura del Museo Estatal. La obra está valuada en diez millones de Sternbild dólares. Se dirigen al complejo sur de la ciudad en un camión de mudanzas. Quiero la pintura intacta y a los ocho maleantes.::
::¡Si, señora!:: contestaron los diez al unísono.

Kotetsu y Barnaby se encontraban más tranquilos, pero no menos preocupados por la pequeña Kaburagi; el tigre se repetía que tenía que confiar en su hija, ya que por lo poco que habían hablado hace una semana, si la buscaba o faltaba a cualquier indicación que su pequeña le había indicado, lo más probable es que conseguiría ponerla en peligro antes que alejarla de ello.
Tampoco había sido sencillo para el conejo. Se esforzaba lo más que podía en centrar a Tiger, no dejarlo perder la cordura. Largas pláticas, noches en vela y varios litros de lágrimas fueron necesarios para poder aliviar un poco el sufrimiento de un casi desahuciado padre. Barnaby no se quejaba de ello, su preocupación por los Kaburagi era totalmente genuina; fue él quien habló con los demás héroes acerca de la situación. Les advirtió que cualquier intento por contactar de Kaede con cualquier miembro de la Primera Liga se tenía que manejar con suma discreción y rapidez.

::¡Regresamos con más de Hero TV! Los ladrones siguen huyendo por la Avenida Principal a toda velocidad, están armados y ya han conseguido inhabilitar a tres patrullas. ¿Les dejarán escapar con la pintura? ¡Fire Emblem es el primero en aparecer en la escena! Con eso gana 25 puntos. Aún con la velocidad de su vehículo, todavía falta bastante distancia para poder acercarse al camión de mudanzas.Vemos que el Apollon Trío son los segundos en unirse a la persecución, sumando 5 puntos cada uno. ¡Los cuatro héroes ahora van a la par y se acercan cada vez más al vehículo de los maleantes! ¿Qué estamos viendo? Las puertas del contenedor se han abierto... ¡y la pintura salió flotando como si nada! Vemos a la Leona Siniestra, Black Xiaji por detrás del vehículo del héroe de fuego, sigilosa cual sombra. ¡Ha recuperado la pintura! La novata está desacelerando para entregar la obra a las autoridades para después seguir con la persecución. ¡Los ladrones se han enfurecido y están disparando a los cinco héroes que los persiguen! Black Xiaji hace todo lo que puede por detener las balas... ¡Vemos a Rock Bison listo para embestir el camión unos metros más adelante, justo por en medio del puente colgante! Nadie del vehículo se ha percatado de esto, así que se dirigen derecho a la fuerza del toro... ¡Y se estrellan! ¡El camión se empieza a levantar por el impacto y amenaza con caer al mar! ¡Vemos que ha llegado Sky High, el Rey de los Héroes! Es bueno verlo en acción después de tanto tiempo de inactividad, como Origami Cyclone que no lo hemos visto hasta ahora. ¿Asistirá a la persecución de hoy? El Rey de los Héroes ha salvado la parte del contenedor con seis maleantes dentro, quienes han iniciado carrera en huir, pero la cabina del conductor y del copiloto aún están balanceándose en el precipicio del puente... ¡Y han caído! Esperen... una gran mano de hielo se ha formado de las aguas del mar y ha atrapado la cabina ¡Es Blue Rose diciendo su famoso lema! Aun así los ladrones no se han dado por vencidos y han huido sobre las aguas congeladas para tomar el puerto y perderse en la ciudad. Vemos que Origami Cyclone ha llegado y junto con Dragon Kid les van persiguiendo. En cuanto a los que iban en el contenedor, el resto de la liga les está siguiendo la pista. Cuando las cámaras puedan ubicar a los héroes, les traeremos más información hasta sus televisores, mientras tanto, volvemos al estudio.::
::¡Qué maravilloso que tengamos de regreso a la Primera Liga completa nuevamente! Y por supuesto, no se olviden de comprar la revista mensual "Monthly Hero" para enterarse de todas las novedades de estos héroes. Está confirmado que para el siguiente número habrá publicada una entrevista con la más reciente (y única por ahora) pareja de héroes: Black Xiaji y Golden Ryan. Un poco de la entrevista la podrán ver mañana televisada por este mismo canal y a esta misma hora, por otro lado...::

El Apollon Trío se encontraba siguiendo la pista de tres ladrones que habían escapado por entre callejones muy estrechos que se conectaban entre sí, llegando a una construcción pendiente; mientras Barnaby tenía activada la mejora de su visor le pareció ver algo a lo lejos, pero no era ningún ladrón... o humano. La sombra de Lunatic sólo se revelaba por una pequeña flama que ardía en su mano izquierda.
-Kotetsu... ¡Kotetsu!- llamó la atención del veterano, quien aunque estaba buscando señal de los asaltantes, notó la alarma en el tono de voz del conejo.- ¡Por ahí!- el moreno se percató de la llama azul y de quién la portaba.
-¡Ryan! ¿Puedes ocuparte de esto?- preguntó el tigre al príncipe de la gravedad, pero una voz detrás de él contestó.
-Nosotros nos encargamos. Yo también quiero puntos.- dijo Annie con una sonrisa, emergiendo de entre las sombras.- Vi fuego azul por allá... vayan por él.- asintió la chica con seriedad esta vez.
-Junior, viejo... tengan cuidado.- dijo Ryan, tomó la mano de Black Xiaji y se perdieron en la distancia.
Tiger y Bunny se dirigieron veloces pero cautelosos hacia donde se ocultaba aquella pequeña llama de color contra natura; pero a unos metros de poder estar los suficientemente cerca, la llama se escondió un poco más, como si quisiera ocultarse de cualquier ojo. Dejó de moverse cuando encontró un espacio sumamente obscuro, tan sólo iluminado por un gentil rayo de luna; un pequeño cuarto incompleto de la construcción. Uno en donde ninguno de los tres podría atacar.

-¿Qué haces aquí, Lunatic?- preguntó Barnaby, en una pose defensiva, aunque ya había notado la imposibilidad de un ataque.
-Tengo algo que decirle a Wild Tiger, bueno, más bien a Kotetsu T. Kaburagi.- el moreno se extrañó por esto pero no bajó la guardia, después de todo, aún recordaba la última vez que casi le mataba arrojándolo al vacío desde un zeppelin.
-¿Ahora qué quieres conmigo? ¿Me darás otro sermón de por qué tu estás bien y yo mal?-
-Esto es totalmente ajeno a nuestros principios, Kaburagi. Lo que voy a decirte... es preciso que no te alteres.- esto sin duda despertó la curiosidad de ambos héroes... y claro, con la advertencia, empezaron a sospechar del único problema personal que enfrentaban en aquel momento.
-¿Qué es lo que pasa?- preguntó Tiger, sumamente serio.
-Tu hija... ahora es miembro de Ouroboros.-

sábado, 22 de agosto de 2015

Su Majestad: Rey(na) de los Héroes. Capítulo 14: Hundiendo el cuchillo.

NDA: De nuevo, más abajo manejo contenido religioso. REPITO: No es mi intención ofender a nadie ni dar a conocer mi punto de vista en éste aspecto.
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Lo odiaba. Ahora sí, Nathan podía decir con toda seguridad que odiaba el alcohol y no lo querría consumir nunca jamás en su vida.
Recordaba que cuando finalizó la persecución de los ladrones que atrapó Black Xiaji, regresó junto con PaoLin, Karina y Antonio al gimnasio privado de Hero TV para seguir con sus actividades; recordaba también que Antonio quiso hablar con él, pero en vez de eso quedaron de verse al día siguiente por la noche en un bar discreto para poder beber algo sencillo y conversar sobre lo que había sucedido la vez anterior. Recordaba haber acudido a dicha cita y que Tonio ya lo esperaba en el lugar, también haber pedido un martini de manzana; recordaba que la plática se tornó en una discusión y haber salido del lugar molesto. Antonio le siguió, discutieron un poco más en plena calle (que para su suerte estaba solitaria) y por alguna razón, Nate accedió a ir a casa del toro que quedaba relativamente cerca del lugar. Siendo sinceros, ni siquiera podía recordar de qué tanto discutían, ni tampoco todo el camino del bar al departamento de Antonio; muchas cosas estaban borrosas en su memoria.
Recordaba haber aceptado varios vasos de whisky mientras que el toro también lo acompañaba en la bebida; también que después de otra charla que tampoco recordaba, Tonio se le acercó. Le venía a la mente cómo le había besado al principio con torpeza, que se fue convirtiendo en destreza y lascivia. Cómo las enormes manos del hispano iban apretando sus muslos de una manera exquisitamente pecaminosa, cómo con los labios aún ocupados desabotonaba la camisa del de ojos aceitunados, cómo intercambiaban caricias furiosas, cómo sucumbió ante las exigencias de su cuerpo... cómo habían cruzado la línea.

Todo eso era lo que Nathan Seymore recordaba, mientras se encontraba sufriendo una molesta resaca al mismo tiempo en el que se reincorporaba en una cama ajena a la suya, envuelto en sábanas color carmín y el héroe toro a un lado, durmiendo tan pesadamente que hasta juraría que se encontraba en estado de coma.
Mientras el cerebro de Nate intentaba terminar de procesar el escenario, se levantó del lecho y tomó la camisa del hispano para cubrirse con ella y dirigirse al baño; abrió las llaves del lavabo y lavó su rostro con agua particularmente fría. Quiso tratar de recordar la plática que habían tenido él y Antonio la noche anterior, querer recordar los antecedentes de lo que había provocado que terminaran en una situación mucho muy comprometedora, pero todo intento fue vano; no había nada completamente claro, o bueno... claramente se había excedido con el whisky, éso sí que era claro. La idea de una ducha con agua helada no parecía mala idea en aquel instante... ya después lo encararía y "tomaría al toro por los cuernos".
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Antonio tenía la buena fortuna de poder embriagarse cómodamente sabiendo que al día siguiente, no sufriría resaca alguna. Muy probablemente se debía a que su familia lo acostumbró a tolerar bebidas alcohólicas a una edad muy tierna; él provenía de un pueblo de costumbres y tradiciones muy específicas, y dar a probar el alcohol a niños pequeños era fundamental para que supieran que este tipo de sustancias existían en el mundo: para que cuando maduraran, ya entendieran plenamente que hay vicios en los que está permitido darse placer de vez en cuando o la posibilidad de perderse de por vida dentro de éstos. Claro que admitía que últimamente lo había estado haciendo más de la cuenta y que necesitaba relajarse un poco.
El héroe toro se revolvía entre sus sábanas, un rayo de luz muy tenue le iluminaba directo en el rostro indicando que ya había amanecido, y un rastro de calor reciente a lado suyo le hizo recordar la noche que había pasado. Pensó que Nathan se había ido ya, pero disipó rápidamente ese pensamiento cuando escuchó el agua de la regadera caer.

Bueno... lo hecho, hecho estaba y tenía que enfrentarse al hombre que se encontraba duchándose en el baño. Se levantó y sin molestarse en cubrir la desnudez de su cuerpo, se dirigió al sonido del agua caer. Justo en ese momento, el héroe de fuego se cubría de espaldas con una bata.
-¿Nate...?-
-Antonio... ¿qué está pasando?- el moreno volteó a ver al hispano con una expresión amarga y escéptica.- Quiero decir... no sé qué es lo que quieres de mí. Llevamos tantos años de conocernos y otros tantos de ser amigos, para que de repente estemos en esta situación y por ideas mías que no puedo ni siquiera poner en claro. Yo necesito saber... saber qué es lo que esperas de "esto".- el toro adoptó la misma expresión que el de los ojos rosados y se recargó de espaldas sobre el lavabo cruzando los brazos.
-Nathan, tengo que ser muy sincero contigo. Yo... no busco nada serio. Me conoces, soy una persona con amoríos de una noche.-
-Entonces... ¿Me estás diciendo que sólo se va a quedar en éso? ¿En sólo una noche?- preguntó el héroe de fuego con genuina curiosidad; tal vez también con un poco de preocupación y amargura, pero para nada reprochando.
-Estoy muy confundido, Nate. Hasta hace unas horas yo hubiera podido jurar sobre la tumba de mi madre que yo era completamente heterosexual. Es justo como te decía anoche...-
-Hablando de eso, tendrás que refrescarme la memoria porque no recuerdo la mayoría de las cosas que hablamos ayer...- admitió con un poco de pena.
-Bueno, te decía que a partir del primer beso que nos dimos al salir del Hero Bar, he estado pensando mucho en este asunto y por consiguiente, en ti. No has salido de mi mente durante estos días; por primera vez en mi vida, me vi deseando a un hombre, y lo que es más importante: a un amigo. No estoy seguro de poder... o querer establecer algo serio, una relación. De lo único de lo que estoy completamente seguro es de que me estás volviendo loco. Te deseo... deseo tu cuerpo.-

-Tonio, no sé si podré ser capaz de ser sólo algo... casual. Hay veces en las que siento la necesidad de ser parte de algo, de una relación... de tener a alguien esperándome al final del día y al revés.-
-No quiero exigirte más de lo que puedas brindarme. Yo lo entiendo...- Tonio recuperó su posición erguida y se dirigió a la ducha, se detuvo antes justo al costado de Nate.- ¿Te parece si luego de ducharme te invito el desayuno? Hay un lugar por aquí donde cocinan unos waffles muy buenos...- Nathan sonrió un poco por lo bajo y asintió.
-Gracias.-
Lamentablemente, cuando Antonio salió de la ducha, lo único que pudo encontrar fue el lápiz labial de Nathan estampado en una pequeña servilleta y su embriagador perfume impregnado por todo el lado izquierdo de su cama; el hispano se sonrió triste y se vistió.
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La noche ya había caído. Kaede había escapado del pueblo con tan sólo las pocas cosas que guardó en su mochila; tomó el primer tren que salía a Sternbild y gracias a las mejoras al sistema ferroviario, llegó a la gran megalópolis en sólo un par de horas. Cuando arribó a la gran terminal de la más aún gran urbe, se aproximó a un teléfono público para llamar a Odine, haciéndole saber que ya estaba en la ciudad para que fuera a por ella a la estación. No pasó mucho tiempo, ella lo esperaba a las afueras de la terminal sentada en una pequeña banca, con las luces de los autos, edificios, espectaculares y dirigibles a su alrededor; no recordaba que Sternbild fuera tan hermosa ni que realmente le hiciera honor al apodo que los pueblerinos tenían de ella, "la ciudad que nunca duerme". Ya había permanecido varias veces, claro. Estaban entre las más memorables: la vez que tuvo una presentación sobre la pista de hielo y Barnaby la rescató, la vez que escapó para ir a resolver el asunto de su padre, cuando fue inculpado por Albert Maverick, y cómo olvidar el incidente de la Diosa. Tal vez estar bajo estrés en todas aquellas ocasiones, no le permitieron admirar realmente la belleza de la ciudad; ciertamente en ésta ocasión tendría más estrés sobre sus hombros, pero sabía que era para una buena causa y eso le relajaba un poco... tenía que serlo.

-¿Kae?- preguntó el muchacho, a lo que la chica subió su mirada para ver a quien la llamaba. Era un chico realmente rubio, demasiado. De ojos grises e inocentes, cosa que le llenó de tranquilidad. Ella asintió para afirmar su identidad, pero el chico simplemente no podía dejar de ver sus inmensos ojos marrones. Se perdió en la mirada de la castaña mientras esbozaba una tierna sonrisa con una expresión perdida.
-¿... Odine?- la chica se mostraba un poco confundida pero divertida a la vez. La mirada del rubio de algún modo u otro, la hacía sentir especial; después de un momento, el muchacho reaccionó.
-¡Oh, si! Lo siento. Es que, nunca imaginé que fueras tan... bonita.- esto último lo dijo en un disperso suspiro, a lo que Kaede se sonrojó y bajó la mirada, aún sonriendo. -Bueno, ya que estás aquí, déjame presentarme. Mi verdadero nombre es Deino.- dicho aquello, le tendió la mano a la chica, quien iba a estrecharla con gusto hasta que recordó el pequeño detalle de que no podía tocar a ningún NEXT y retiró la mano rápidamente.-¡Lo siento! Había olvidado que copias las habilidades con el contacto.-
-Está bien, es solamente que creo que debo conservar las habilidades que tengo hasta ahora.- respondió la castaña mientras tomaba sus cosas.
-¿Qué poderes tienes ahora?- preguntó el chico mientras le retiraba con cuidado la mochila para no tocarla y así cargarla él.
-No recuerdo a quién fue, pero alguien en el pueblo me tocó y ahora puedo incrementar mis capacidades físicas.- respondió. Al principio dudó un poco, pero si le pedía una prueba de sus habilidades, no podía mentir con ello.
-¡Ah! ¿Cómo Wild Tiger y Barnaby Brooks Jr.?- preguntó Deino con mera curiosidad.
-Supongo que si, aunque no sé si sea igual de potente. Antes de eso, podía escupir ácido.-dijo intentando desviar el tema.
-¡Suena genial!-
-Si tu lo dices... en realidad era muy molesto. ¡Derretí la mitad de los cubiertos en casa!- exclamó riéndose junto con el chico, que se imaginó el gracioso momento; los dos se encaminaron entre pláticas y risas a la fábrica al oeste de la ciudad.

Deino en el camino, había hecho crecer entre sus manos un pequeño racimo de unas florecillas púrpuras llamadas heliotropos para brindárselas a la chica, quien se encontraba totalmente fascinada por los cariños y atenciones de aquel rubio ojigris.
A unos cuantos metros de entrar, Deino alcanzó a ver no muy lejos, a una figura bastante conocida que se posaba sobre algunos contenedores apilados en su papel de centinela, bañado por la luz de la luna. El rubio, emocionado, le hizo una señal a Kaede de que le siguiera a hablar con dicho vigilante, ella le acompañó pero la castaña (como casi todo aquel que tuviera un televisor) ya conocía la identidad de aquel sujeto.
-¡Lunatic!- exclamó Deino, a lo que el vengador nocturno dejó su papel de centinela y bajó con el muchacho y su compañía. Kaede se asustó un poco, sabía un poco de los altercados que Lunatic y Wild Tiger en el pasado y le guardaba un poco de rencor por ello. Por su parte, el de las llamas azules miró a la castaña fijamente, su máscara no permitía que se notara cómo sus ojos se tornaban grandes como un par de platos.-Permítame presentarle a Ka...-
-Kaede Kaburagi.- dijo llanamente sin vacilar, interrumpiendo a Deino.- ¿Has traído a la hija de Wild Tiger al centro de Ouroboros?-
-¡¿Ouroboros?! ¿Éso no se había extinguido junto con Maverick?- preguntó alarmada la chica.
-¡¿La hija de Wild Tiger?!- Deino se mostraba asustado, inclusive. Qué clase de error había cometido en traer a la hija de uno de los enemigos de su Maestro.- Espera... ¡Es verdad! Estuviste en el techo de Apollon Media el día en el que inculparon a Kotetsu T. Kaburagi de haber asesinado a Samantha Taylor, y que después se supo que él era... Wild Tiger.- decía el rubio con estupefacción, sin poder creer lo que decía.

¡Maldición! Debió pensar en eso, que la reconocerían rápidamente por aquel incidente. Pero ya se encontraba en una posición muy arriesgada, no podía huir aunque quisiera. Así que optó por otra opción: intentar convencerlos de que su causa era justa.
-Yo... no puedo permitir que eliminen a los humanos. Mi familia es humana, mis amigos son humanos... nosotros mismos fuimos humanos antes de descubrir que éramos NEXTs. Hay mucha bondad todavía en este mundo, y no nos corresponde decidir quién vive y quién muere sólo por haber nacido privilegiados con estos dones. Lo único que hay que hacer es propiciar un cambio, los héroes así lo están haciendo. Con sus poderes ayudan a quienes lo necesitan, y con eso la gente aspira a ser como ellos; los inspiran a ser bondadosos, ayudar a quien lo requiere, alimentar al hambriento, curar al enfermo, alegrar al deprimido. ¿Por qué no podemos ser parte de eso también?- decía la chica mientras temblaba un poco, hablaba ansiosamente, asustada de no poder hacerlos cambiar de parecer.
-Ves al mundo con ingenuidad, niña. No conoces el lado oscuro de la sociedad, que a este punto, es más bien una suciedad. Ouroboros no murió ni con Jake Martínez ni con Albert Maverick, se regeneró con su nuevo líder: Frank Martínez. Él tiene un claro objetivo, y es eliminar a nuestros parientes menos desarrollados, que lo único que hacen es retrasar el proceso de selección natural, destruir y contaminar la pureza de la voluntad del Creador. Thanatos los acogerá en su reino, porque él habla con la verdad...-
-¿En qué clase de Dios creen que les aprueba matar a tanta gente? Dios se supone que debe ser amor, un refugio para todos aquellos que en vida no lo tienen. Siguiendo tu lógica... ¿quién te ha dado el derecho divino de arrebatar las vidas que tu no has otorgado? Le estás robando a él. Lo que tu Dios te premiará hacer será ayudar, tener compasión, ser misericorde... ser humano.- Kaede se acercó a Deino, quien la miraba sorprendido y hasta con un poco de temor. La chica tocó gentilmente la mano del chico para copiar sus habilidades; después hizo crecer otro racimo de heliotropos para tendérselas a Lunatic.- Esta es la verdadera belleza de vivir, poder enseñarles a otros el buen camino. Ofrecerles una salida, ver las cosas hermosas que tu Dios nos pone enfrente. Yo se que algún día todos tenemos que morir, pero hay que hacerlo a nuestro debido tiempo, cuando hayamos visto la verdadera pureza de la vida. No podemos negarles eso a la gente, nuestro deber como individuos, seamos NEXTs o no, es y siempre será ayudar...-

"...  nuestro deber como individuos, seamos NEXTs o no, es y siempre será ayudar..." justo de la misma manera que su padre se lo dijo alguna vez, la pequeña castaña se lo repitió. Lunatic tomó las pequeñas florecillas para contemplar que todos estos años, él mismo había tergiversado su propia redención. Los criminales merecían morir, eso le quedaba claro, pero ¿la demás gente también? Su misma madre era humana, y aunque ya sufría de un cierto grado de locura, siempre había velado por él; le había cuidado, le había curado de enfermedades, le había educado después de viuda... tal vez nunca le perdonó el hecho de haber matado accidentalmente a su padre, pero aún así cumplió con su rol de madre hasta que sus capacidades físicas y mentales se lo permitieron.
Había más madres allá en el mundo, más padres, hermanos, tíos, sobrinos, abuelos, nietos... todos esperando seguir viviendo con sus familias. La niña tenía razón: ¿Quién era él para negarles aquella vida? Su padre, antes de pasar por la crisis del declive de sus poderes, le había enseñado que hay que defender la vida de los inocentes a toda costa... y definitivamente, ya no pensaba hacer lo contrario.
Observó aquel racimo con recelo, después se hincó y puso una pequeña flor por encima de la oreja de la castaña y le habló en un tono muy suave.
-Sólo he escuchado a dos personas hablarme con tal pasión acerca de la vida. Tu has sido la tercera, y has tenido más éxito que tu padre y mi padre juntos. Así que voy a ayudarte. Thanatos habla con la verdad... pero yo sólo he escuchado aquello que me convenía.-
-¡Entonces yo también! Confiaré en ti, Kae... que siguen habiendo personas que nos acepten... que nos quieran.- la castaña se sonrió y abrazó a los dos hombres delante de ella con mucho cariño, pero sobre todo, agradecimiento.
-Gracias... de verdad.- dijo casi llorando.- ¿Podría hacer una llamada? Tengo que avisarle a mi padre que estoy bien.-
-No puedes decirle en dónde estás, Kaede. Si viene a buscarte... Frank tiene a su lado a un NEXT muy poderoso. Eso sólo podría salir mal, además de que nos descubrirían.- dijo Lunatic, a lo que la niña comprendió y suspiró.
-De acuerdo. Tan sólo le diré que estoy bien, que estoy protegida y que... que confíe en mi.-
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Después de tan estresante llamada con su padre algunas lágrimas se le escaparon, una sensación de culpa inundó sus interiores pero se repitió que era una buena causa y que los ayudaría a disolver al renacido Ouroboros; Lunatic por su parte se encontraba pensando en qué harían. ¿Cómo infiltrar a Kaede en Ouroboros? Nadie entraba sin antes pasar por el ojo de Frank, pero claramente, Martínez sabía la identidad de la hija de Wild Tiger. No sólo por la vez que Hero TV la filmó en la azotea de Apollon Media, sino por los expedientes del sistema de la televisora a los que accedía usando la cuenta de Albert Maverick.
Kaede quiso distraerse un poco con los nuevos poderes que había adquirido (cortesía de Deino), así que intentó hacer crecer un par de dientes de león en cada mano, pero lo que sucedió.... dejó en shock a los tres presentes, haciéndolos voltear a ver al mismo tiempo.

En la mano derecha, creció un hermoso diente de león, que se fue desintegrando progresivamente a causa del viento a las afueras de la fábrica; en la mano izquierda brotaba una majestuosa llama azul que se alzaba con pasión sin inmutarse del aire.
-Cuando nos abrazaste, fue a los dos al mismo tiempo... copiaste ambos poderes.- dijo Lunatic, había que decirlo, un tanto muy impresionado. Deino tenía una cara estupefacta, como si estuviera presenciando el nacimiento de un nuevo mundo o algo parecido.
Kaede se puso a experimentar, primero tocó al chico y creó un poco de césped en la esquina de un contenedor. Después tocó al vigilante y con fuego entre sus manos, quemó la contra-esquina del enorme artefacto. Convencida de lo que hacía, tocó a ambos hombres al mismo tiempo y así, de una de sus manos, creaba varitas de madera y con la otra las incendiaba, formando una pequeña fogata. Lunatic se irguió un poco y se le ocurrió un plan que podría funcionar para mantener a la castaña sana y salva.
-Deino, ve a buscar a Joseph y a Carl, que nadie te vea, sólo debemos saber en dónde están... Tengo una idea.-

sábado, 25 de julio de 2015

ONE-SHOT: Aquel hombre francés...

NDA: Pues acabo de terminar de ver Jojo's Bizarre Adventure (Todas las temporadas que sacaron xD ) y pues me enamoré de uno de los protagonistas. Como bien saben, Annie en "Su Majestad: Rey(na) de los Héroes" es un OC inspirado en mi y justamente está emparejada con Ryan Goldsmith porque me enamoré de éste rubio prepotente; en este Shot voy a hacer algo parecido con un personaje en particular de JJBA Stardust Crusaders. NO ES YAOI, sin embargo, espero que lo disfruten.
(Por cierto, estoy pensando en hacer otros Shots con un genderbend de Annie para que pueda ser yaoi :D )

ADVERTENCIA ANTES DE LEER: MUY PROBABLEMENTE ESTE RELATO VAYA A SER EXPLÍCITO EN CUESTIONES SEXUALES, ASÍ QUE LO CALIFICARÉ COMO R18+
R18+
R18+
R18+
(Si, usualmente lo más que llego a escribir es Chan, ni al Lemon llego en yaoi, pero pues en este Shot si voy a sacar todo lo reprimida que he estado. Además de que sé que pocas personas de verdad leen mi blog, así que serán ustedes público selecto xD )
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Nunca me he considerado una persona muy dada a la aventura, es más, creo que mi vida se basa principalmente en la rutina y en actividades planeadas con anticipación. Esta es mi zona de confort.
Sin embargo, hay veces en que esta vida llena de monotonía me aburre en exceso, y parte de mí me incita a hacer algo distinto, sentir el riesgo de que algo salga de control me divierte... sólo de vez en cuando.
Mi nombre es Anaksha Kjolsrud, o simplemente Annie. Actualmente tengo veinte años y vivo tranquilamente en un departamento que mis difuntos padres me obsequiaron hace dos años, bien ubicado en una tranquila zona de alguna gran ciudad occidental. Siempre he sido una persona muy solitaria, la gente no me desagrada, sin embargo prefiero estar por mi cuenta.

El dinero nunca me ha representado un problema, mis padres me dejaron un fideicomiso bastante generoso además de que hablo seis idiomas (así que nunca me ha faltado trabajo ni dónde conseguirlo).
Un día como cualquiera, me encontraba en el papel de Intérprete en una conferencia entre diplomáticos nacionales y franceses en la embajada de dicho país, durante el receso entre sesiones me dispuse a admirar la galería del salón principal; París se veía deslumbrante y hermosa. Claro que había oído reseñas y visto películas e imágenes que retrataban a dicha ciudad, pero había algo en aquel arte de las fotografías... algo que me hizo salir de aquella zona de confort mía.
Salí de la embajada francesa y sin molestarme de ir por algún tipo de equipaje, sólo revisé que trajera encima mis tarjetas de crédito, mi pasaporte, identificaciones y un poco de dinero en efectivo.
Empecé a sentir emoción y cómo la adrenalina iba recorriendo mi cuerpo a través de mis venas a medida que el taxi me acercaba al Aeropuerto Internacional: Definitivamente iba a comprar un viaje a Francia. No sentía miedo de aventurarme a un nuevo país, el lenguaje no era un problema tampoco lo eran mis recursos económicos, simplemente quise hacerlo.

Inclusive mientras estaba sentada en mi butaca del avión y la azafata se me acercaba a ofrecerme bocadillos, mi estómago estaba lleno... lleno de emoción, de sentido de explorar. Algo que pocas veces he sentido. Hacer las cosas sin pensar. Después de todo, un gran músico ya lo dijo: "La vida es eso que pasa mientras haces planes."
El viaje duró siete horas, incluso un poco menos de lo que esperaba; a diferencia de las personas con las que compartí el vuelo, yo no esperé equipaje alguno. Después de haber pasado por el interrogatorio de los agentes de aduana francesa, salí frenéticamente del aeropuerto a respirar el fresco aire romántico-europeo.

Era de noche, pero las noches francesas son de las más hermosas que alguna vez vi; luminarias, la ciudad cobra vida con un ambiente tranquilo y seductor. El transporte privado que tomé me paseaba por la urbe, como si estuviera presumiéndome las delicias de la ciudad.
-Mademoiselle, es usted extranjera ¿cierto?- preguntó en un tono muy suave el bien vestido chofer del vehículo. Podía ver su pulcro gorro por el retrovisor.
-Oui, Monsieur... soy de occidente.- fue cuando aquel hombre volteo a verme con mucha dulzura, sus ojos azules casi grisáceos me atraparon, dejé de verla Torre Eiffel a la distancia como si se tratara de cualquier otra construcción para concentrarme en sus hermosos ojos. Me sonrojé un poco y aparté la mirada lentamente, estoy segura que él se percató de ello.
-Très bien, mon chérie! En ese caso, ¿me permitiría invitarla a tomar un crème glacée en frente del Arc de Triomphe?-
-¿Un helado, eh? Me parece una estupenda idea.- asentí. No me di el tiempo de pensar si podría tratarse de algún engaño o de un hombre peligroso... ni me importaba. Este hombre se dirigía a mí con tanta ternura que cada una de sus palabras me parecían totalmente encantadoras, como si embelesara mis oídos con su voz e hipnotizara mi mirada con la suya.

Aparcó el auto, bajó a abrir mi puerta y a cerrarla después de que salí, y compró en un pequeño carrito un par de "Glace au Chocolat" artesanal, cruzamos la hermosa calle y nos sentamos en una pequeña banca frente al imponente monumento. El se retiró la gorra y la puso a un lado suyo, dejándome admirar su cabellera plateada, peinada en un curioso peinado que nunca había visto. Un poco extravagante y ostentoso, pero de alguna manera lo hacía lucir muy bien. Además de sus grandes ojos y elaborado peinado, el traje del hombre no podía disimular lo bien formado de sus músculos; un hombre que medía casi dos metros y así de atractivo no podía pasarme desapercibido. Mi estatura es de 178 centímetros, así que aunque la mayoría de los hombres que he conocido son tan sólo un poco más bajos que yo, encontrar a este sujeto me pareció todo una revelación.
-Mi nombre es Jean Pierre. Jean Pierre Polnareff.- me dijo con otra de esas encantadoras sonrisas. Cada vez me convencía de que este sujeto era un total y absoluto caballero, no sólo por sus modales, sino porque tenía el encanto propio de uno.
-Un placer, Monsieur Polnareff. Soy Annie Kjolsrud.- respondí intentando disimular mi emoción lo mejor que pude, a lo que me tendió la mano y yo la tomé, pero no la estrechó, sino que la acercó a sus labios para rozarla, mas no besarla. De nuevo: un ademán propio de un caballero.
-Sólo Jean Pierre está bien, Mademoiselle Kjolsrud.-
-En ése caso, sólo Annie... Jean Pierre.-
-Debo disculparme por mi atrevimiento, usualmente sólo me limito a llevar a mis clientes a donde lo piden... pero no podía dejar pasar la oportunidad de compartir un poco de tiempo. Dime ¿es tu primera vez en París?- levemente sonrojada por sus palabras sonreí por lo bajo.
-Así es, sólo decidí venir sin pensar en lo que haría cuando llegara.- me reí un poco por lo absurdo que sonaba, a lo que aquellos ojos azules se iluminaron.
-¿Entonces no tienes planes para mañana? Si no te importa, podría mostrarte la ciudad.- se me hizo un pequeño nudo en el estómago, y sin mostrar mi emoción por el plan asentí delicadamente.
-Sería muy amable de tu parte, Jean Pierre.-

Hablamos mucho en aquella hora, hablamos de gustos musicales, de nuestras culturas, de logros, de aventuras, aunque ciertamente él tenía más cosas que contar que yo. Era un placer escucharlo hablar, su voz era tan melodiosa y tan vivaz... tan apasionada. Cayó la madrugada rápidamente, y aunque queríamos seguir hablando, ya no eran horas como para hacerlo.
-¿Tienes en dónde quedarte, Annie?-
-No, ni siquiera traigo equipaje. Tengo que pasar a comprar algo de ropa.- reí de nuevo.
-Mi hermana menor tiene una casa de huéspedes. No es muy lujosa, pero tiene todo lo que podrías necesitar, además de que te sentirás en familia, te lo aseguro.- He de confesarlo, al principio no me sentía muy convencida, pero me compró cuando dijo "familia". ¿Hace cuánto que aquella sensación se había desvanecido de mi vida? Soy hija única, mis padres también lo fueron, y mis abuelos murieron antes de que naciera. Supongo que mi preferencia por estar en soledad lo había heredado en lugar de haberlo escogido.- La casa es de nosotros, nuestros padres nos la heredaron antes de morir, pero es muy grande para nosotros dos, así que le dimos otro uso.-
-De acuerdo, pero necesito pasar rápidamente a un supermercado.- ahí compraría todo lo que necesitaba: prendas básicas de mi talla (ya sin importarme demasiado el diseño), cepillo dental, dentífrico, jabón y algunas otras cosas.

-¡Sherry! ¡Estoy en casa! ¡He traído compañía!- entré a una casa muy grande, con puertas de madera de unos tres metros de alto. Dentro del lugar se sentía un ambiente tan cálido y afectuoso que casi me sentí abrumada.
-Deux anges arrivèrent? ¡Bienvenidos!- decía una chica muy delgada, de rasgos muy finos, con el cabello largo igualmente plateado mientras bajaba por las escaleras con los brazos abiertos, para después envolvernos a Jean Pierre y a mi en un cálido abrazo.
-Annie, quiero presentarte a mi hermana menor, Sherry.- le tendí la mano pero en vez de eso, me sonrió y me dio varios besos en las mejillas, después se alejó un poco como si estuviera admirando un maniquí o algo parecido.
-Oh, Vous êtes une beauté! ¿Te quedarás esta noche?- asentí con la cabeza mientras una gran sonrisa se me asomaba sin ningún disimulo. Realmente me encontraba feliz y me era imposible dejar de demostrarlo.- ¡Te daré la habitación del segundo piso! Es la más bonita, además de que tiene su propio baño con boudoir, se ve que te cuidas mucho y te gusta lucir hermosa siempre. En fin, Jean Pierre, muéstrale su habitación, yo iré por algunas toallas y mantas.-

-Perdona a mi hermana, pero es como yo. Ve a una chica hermosa y no pude contenerse.- Me sonreí más de la cuenta y me sonrojé levemente, agradecí el cumplido con cierta torpeza y fuimos escaleras arriba para encontrarnos con la habitación en la que me iba a hospedar.
-Te dejaré para que te familiarices con el espacio. Si tienes alguna duda, mi habitación está justo al frente, y la de Sherry está al fondo a la derecha. Buenas noches...- terminó de decir, como si se estuviera conteniendo de algo.
-¡Jean Pierre! ¡Espera!- exclamé a lo que se volteó con cierta rapidez, con una mirada expectante.- Gracias, has hecho por mi lo que nadie haría.- él bajó la mirada y se sonrió.
-Si me permites, creo que haré una cosa más...- yo sabía perfectamente por dónde iba la situación, sin embargo, actué cómo si no lo esperara.- ¿Podrías cerrar los ojos?- así lo hice y sentí cómo se me acercaba, aspiré su exquisita colonia, sentí la tela de su elegante uniforme de chofer con la piel de mis brazos, aquello me indicaba que estábamos a menos de cinco centímetros de distancia, pero aún así yo permanecí inmóvil, relajada, esperando aquello.- Perdona mi siguiente atrevimiento...-

Eso dijo, yo sentí su aliento acercándose a mi, y para cuando me besó, me sonrojé como nunca. Un violento rojo inundó mis mejillas, porque aunque fue un beso tierno y cariñoso... no pude evitar sentirme excitada. Me deshice rápidamente de ese pensamiento con vergüenza y seguí con aquel roce de labios. Su gran y firme brazo se enroscó alrededor de mi cintura, haciendo que mi cuerpo se pegara más al suyo, mis manos subieron a sus hombros para sujetarlos con delicadeza, haciéndole saber que lo que estaba haciendo me estaba gustando... y tal vez en exceso.
Otra característica mía es que nunca fui una persona muy emocional. Sino más bien, carnal; entonces este sujeto que me estaba besando ahora con pasión, que nuestras lenguas bailaban una insonora melodía... me estaba provocando. Mi cuerpo empezaba a exigirme contacto, pero estoy consciente de la sociedad en la que vivimos: no es bien visto que una mujer sucumba ante sus deseos carnales en los primeros encuentros (y menos en el día y a unas horas de haber conocido a la persona). Un debate se formó en mi interior: Una parte de mí pensaba "¿Qué más da? No vas a volver a ver a este hombre en tu vida. ¿Qué importa lo que piense de ti?" mientras la otra parte me decía "No lo eches a perder... tengo un presentimiento de que este hombre te cambiará la vida."
Me di cuenta de que no podía decidir a qué lado hacer caso, así que opté sólo por cortar el beso y con mi mano, tocar el pecho firme y pecaminoso de Polnareff y alejarlo un poco.
-¿Acaso voy muy rápido?- me preguntó con cierto temor, yo le respondí con ese mismo sentimiento.
-Si, así es. Pero el problema conmigo es que me gusta ir rápido... es sólo que no quiero que pienses mal de mí.-
-¿Te refieres a que piense que eres una chica fácil o algo parecido?- preguntó con una ligera sonrisa, pero totalmente serio.
-Si... no quiero que tengas esa imagen de mi, en especial el día que nos acabamos de conocer.-
-Oh, mon chérie... ¿cómo podría pensar yo eso? Incluso si tu me dijeras que quieres tener relaciones justo aquí y ahora, no podría. Creo que lo que más valoro en una mujer es su honestidad y su decisión, que sepa definir qué es lo que quiere y lo exprese con libertad.- me sonreí ligeramente, aliviada de escuchar esas palabras salir de la garganta de Polnareff.
-Pienso igual que tu, son cualidades que busco en todas las personas. Me gusta hablar claro y que me hablen de la misma forma.-
-Entonces, si yo te dijera que quiero pasar la noche contigo ¿Me aceptarías en tu cama?- me preguntó. Su expresión no denotaba lujuria alguna, sino más bien esperanza, como si estuviera esperando una buena noticia. Sus ojos seguían calmados y me miraban con la misma dulzura con la que hasta ahora lo hacía.
-Definitivamente lo haría.- respondí sin vacilar.
-En ese caso, supongo que eso haré.- dijo con una sonrisa más amplia, mostrándome sus blancos y perfectamente alineados dientes, a la vez que cerraba la puerta con llave.

Su mirada seguía igual, yo tomé su mano y decidida a que aquel francés no se me iba a escapar, lo invité con mis movimientos a tomar asiento al filo de la cama y sin pensármelo dos veces, me acomodé sobre su regazo. El subió sus toscas, grandes y bien formadas manos hasta mi cintura tocándome con firmeza; su nariz acomodó mi mentón hacia arriba para dedicarse a besar con suavidad mi cuello, lamió el largo de aquella curvatura y después mordió un poco de mi piel, aquello me hizo estremecer y soltar un pequeño gemido.
Deseaba que Polnareff disfrutara de mi cuerpo, que lo besara y tratara a su gusto. Sus labios bajaron lentamente, comenzaba a besar mi pecho y sus manos se deslizaban ahora por debajo de mi ropa, en un movimiento rápido y suave me despojó de la blusa que portaba; él seguía besando y lamiendo mi piel, sus enormes manos ocupaban la dimensión de mis senos mientras los masajeaba con dulzura. Yo iba bajando sus tirantes y desabotonando su camisa, Polnareff se la retiró, dejándome admirar aquel fornido y musculoso pecho, paseando mis manos por sus firmes pectorales.
Con ternura, bajaba los tirantes de mi sostén y hábilmente con una mano, lo desabrochó. Fue cuando sus labios se encaminaron sin dudar hasta mi pezón izquierdo, succionando de vez en vez, jugando un poco con su lengua y mordiéndolo suavemente. Aquello se sintió tan bien, que me acerqué más a él, como si buscara más contacto; cuando me moví pude sentir cómo su miembro palpitaba a través de la ropa, sentía una muy alta temperatura en su entrepierna. Él me miró, vio cómo me reprimí mordiendo mi labio inferior... cambió su boca a mi seno derecho, mientras con sus dedos jugaba con el izquierdo. Yo bajé mi mano ansiosa por sentir el palpitante miembro de Polnareff, lo acaricié por encima del pantalón y él soltó un leve gemido de su garganta.
Ya era suficiente, yo iba a morir si no hacía algo al respecto: lo empujé contra la cama para recostarlo un poco, su espalda no estaba completamente plana, se recargó sobre los cojines y me siguió mirando. Como si se tratara de un pequeño espectáculo, bajé mis pantalones de una manera algo provocativa, me di la vuelta y me incliné un poco para que pudiera tener una vista generosa de mis glúteos. Tuvo el efecto que quería, Polnareff lamió sus labios como si tuviera mucha sed. Me acerqué gateando sobre la cama hacia a él y terminé de desnudarle, lenta y provocativamente; desabroché la hebilla de su cinturón y comencé a bajar sus pantalones despacio, me miraba sonrojado. Acariciaba su miembro sobre su ropa interior, estaba tan caliente que casi quemaba; ya era demasiado juego previo... mi cuerpo me estaba demandando acción.
Metí mi mano por debajo de la tela que lo cubría y saqué el miembro de Polnareff de su confinamiento, una parte de mi se sorprendió... era enorme, ni siquiera mis dos manos juntas podían cubrirlo completamente. Comencé a masajearlo pasando mis manos por toda la longitud, él parecía disfrutarlo y yo me sentía cada vez más excitada por ser capaz de hacerlo sentir placer.
-Tu... realmente sabes lo que quieres, chérie.- me dijo con la respiración entrecortada.
-Y por eso, lo tomaré completo.-

Cuando terminé de decir eso, no esperé que hubiera ningún tipo de reconsideración y tomé la delantera. Mi boca se encontraba llena del palpitante miembro de Polnareff, lo masajeaba usando mis labios y mi lengua, lamía la longitud del falo con entusiasmo a su vez que escuchaba la respiración agitada del hombre. Después de unos minutos podía escuchar cómo me decía que se encontraba casi en su límite, así que seguí succionando y lamiendo con mayor velocidad y al cabo de unos segundos después, mi boca se llenó de su abundante semilla. Polnareff soltó un pesado suspiro, me miró y sonrió maliciosamente.
-Oh, mon amour. Ahora seré yo quien te haga sentir muy bien.- se levantó y en un movimiento rápido volteó mi cuerpo contra la cama. Se apoyó en sus rodillas, tomó mis muslos y me acercó a él, me sonrió por última vez y hundió su cabeza entre mis piernas. Su boca y su lengua estaban haciéndome voltear la mirada al cielo y soltar gemidos de placer, lamía, besaba y succionaba mi piel íntima con tal pasión y atrevimiento que, justo al igual que él, llegué al orgasmo en poco tiempo.
Me erguí y me encontré de nuevo con sus ojos, tomó mi rostro con suavidad y me acercó lo suficiente para besarnos apasionadamente; nuestras bocas se separaban sólo por momentos, me recostó de nuevo para poder posicionarse entre mis piernas y entrar en mi cuerpo, al principio con suavidad, pero después de unos momentos, Polnareff empujaba dentro de mi con demoledora intensidad. Nuestros gemidos y respiraciones entrecortadas seguían el ritmo de sus embestidas, entraba y salía de mí con pasión, podía sentir como su gran miembro palpitaba dentro mío y abracé su cadera con mis piernas.
-A-a-annie.- decía con la respiración irregular.- Vous êtes merveilleux... Annie!-
-Jean Pierre... Ne vous arrêtez pas, s'il vous plaît, vous êtes merveilleux.- le pedí, rogando que siguiera penetrándome con aquella intensidad. Aferré mis manos a su pecaminosa espalda, bien trabajada y muscular.
Él irguió su cuerpo apoyándose en las rodillas, puso mis pantorrillas a la altura de sus hombros y continuó con ese increíble movimiento de caderas que me estaba volviendo loca. Mis manos ahora se aferraban a las sábanas, la apretaba entre mis palmas y mis uñas casi rasgaban la tela.
Usando el mismo movimiento que Polnareff antes, volteé su cuerpo contra el lecho y me coloqué arriba de él, apoyé mis manos en su delicioso pecho y comencé a moverme de forma hambrienta.
Notaba como aquello le gustaba, su expresión cambió a una demasiado lasciva y sus manos ahora se paseaban, apretaban y golpeaban traviesamente mis glúteos, siguiendo el ritmo con el que me movía. Yo seguía moviendo con ansias mis caderas a lo que Polnareff se levantó, y mientras yo llevaba el ritmo de las estocadas, el besaba, succionaba y lamía mis pechos con desenfreno.
-Annie... Je suis proche.- me dijo mientras mordía uno de mis pezones, yo me encontraba en una especie de frenesí. Era incapaz de detenerme aunque quisiera, y a decir verdad yo también estaba cerca de culminar. Con ayuda de las manos de Polnareff que seguían acompañando mi ritmo en mis glúteos, aumenté la velocidad con la que me movía. Me abracé de su cuello mientras mis gemidos iban directamente hacia su oído izquierdo.
-Jean Pierre... ¡Jean Pierre!- grité su nombre cuando sentí mis sentidos falsear ante el inminente orgasmo que tuve y un líquido caliente invadió mis interiores, él soltó un brusco gemido intentando pronunciar mi nombre sin éxito. Mientras eyaculaba en mis adentros me abrazó con fuerza, una mano invadía casi la totalidad de mi espalda y la otra se aferraba a mi glúteo derecho.

Moví mi cuerpo unos centímetros para atrás para permitirle salir de mí y sentarme en las suaves sábanas, viéndolo con un poco de sonrojo en mis mejillas. El puso sus manos alrededor de mi cintura, yo toqué su marcado abdomen y después su pecho; recargó su cabeza en mi hombro y soltó un pesado suspiro.
-Ce fut magique... fue simplemente magnifique, chérie.-
-Oh, Jean Pierre, me sentí como nunca...- dije abrazándolo, me sentía aliviada y satisfecha.- Acompáñame en una ducha ¿quieres?-
-Mon amour, te lo haré de nuevo bajo el agua y ya después nos asearemos como es debido.- dijo reincorporándose mientras me tomaba de la mano. Él sonreía y yo solté una risa divertida: me parecía una idea perfecta.
Al cabo de otra media hora que estuvimos en el baño, pude escuchar como llamaban a la puerta; seguramente debía de ser Sherry y no sabía cómo mirarle a los ojos. Sentía un poco de vergüenza, no por haber hecho lo que hice, sino de en dónde lo hice. Además de que no habíamos sido precisamente muy discretos respecto al volumen de nuestra voz. Polnareff salió a atender la puerta, cabe decir que no se vistió, simplemente salió de la ducha escurriendo un poco de agua y quitó el seguro de la puerta.
-Oh mon Dieu, Jean Pierre! Eres un desvergonzado.- dijo divertida la esbelta muchacha mientras entraba a la habitación y me veía a través de la puerta del baño que seguía abierta. Claro, yo igual estaba desnuda y no tenía con qué cubrirme.- Perdona a mi hermano, es un poco tonto. Al parecer no recordó que venía a traer las toallas para el baño.- me decía con una sonrisa, sin inmutarse ni un poco; como si aquello fuera lo más normal del mundo. Me sorprendí bastante, pero ya que ambos parecían totalmente cómodos, me uní a su humor, ella compartió unas cuantas risas más y dejó la habitación cerrando la puerta tras de sí.
-Eso fue... inusual.- repliqué un tanto divertida.
-Así somos nosotros, nos tenemos demasiada confianza. Mucha gente lo consideraría una desfachatez, pero aquí dentro de casa podemos ser nosotros mismos. Sherry y yo sabemos muy bien cómo y cuáles son los prejuicios que existen allá fuera.-
-Siendo tan encantador como eres, tampoco me sorprendería que trajeras a muchas chicas aquí.- dije y ambos nos cubrimos con las toallas que la chica había traído.
-Bueno, en realidad no muchas...- contestó riendo y yo correspondí.- Siendo sinceros, no es que considere un mujeriego. Simplemente me gusta disfrutar mi vida y sus placeres... las mujeres me vuelven loco, cherie.-
-Me pude dar cuenta.- respondí sonriendo y bajando la mirada sonrojada, notando la forma en la que me miraba.- Diría que yo... yo soy una persona fácil de complacer. Me gustan las cosas sencillas, sin complicarme demasiado. Me gusta hacer esto con quien me sienta atraída, aunque claro, mucha gente piensa que soy una mujerzuela sólo por disfrutar del sexo. Dicen que así no encontraré a nadie con quien compartir mi vida, pero yo se que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Busco la felicidad y no me martirizo por ello.-
-¡Oh, Annie! Hay sentido en tus palabras. Y si tu y yo saliéramos, como pareja me refiero... ¿Estarías bien con que yo me acostara con otras mujeres?- dijo seriamente. Su boca esbozaba una muy sutil sonrisa y supe que iba totalmente en serio, sin embargo su pregunta merecía ser contestada con una buena respuesta, no con otra pregunta como lo pensé.
-Jean Pierre, si tu me dijeras claramente desde el principio que quieres seguir durmiendo con otras mujeres, yo lo aceptaría. Yo te diría que yo dormiría entonces con otros hombres. Pero a mi me importa más la honestidad que la fidelidad... para mi modo de ver, la fidelidad no siempre va de la mano con el amor, y no por eso significa que no lo haya.- él se sonrió ampliamente y me dedicó de nuevo una de sus tiernas miradas.

-Hace un rato me decías que te gustaba ir rápido ¿no es verdad?-
-Así es... mi vida está llena de rutina y ya no suelo disfrutarla. Quiero hacer ahora algo completamente fuera de mis planes...-
-Entonces ven a vivir conmigo. Vives sola y no hay nada que dejes atrás... ¿o si?- y vaya que Polnareff tenía razón. No había nada por lo que regresar, no tenía amigos, sólo conocidos; mi departamento no tenía vida mas que la mía y si quisiera, podría dejar de trabajar. La única razón por la cual laboraba era porque tenía demasiado tiempo libre.
-¿Y si digo que sí?-
-Bueno, mi hermana te adora... y podríamos empezar a salir como se debe.-
-Entonces invítame a una cita mañana y te aceptaré la oferta.-
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Recuerdo que así fue como lo conocí. En un viaje encaprichado a Francia conocí a Polnareff y decidimos que haríamos vida juntos. Compramos un espacio junto a la casa y pusimos una pequeña cafetería, Sherry ahí conoció al que después se convertiría en su esposo, con quien años más tarde, criaría a dos adorables niños. Jean Pierre y yo decidimos que la alegría de los hijos de Sherry eran toda la energía infantil que necesitaba la casa y no tuvimos ninguno.
Todo pasó increíblemente rápido, pero incluso ahora, treinta años después, ninguno de los dos tiene arrepentimientos de ninguna índole; la gente seguía hablando de nosotros, decían que por haber empezado como lo hicimos nuestro amor se esfumaría tan rápido como llegó. Dejamos que las personas hablaran a su gusto, porque Polnareff y yo no teníamos nada que escuchar. Éramos felices uno con el otro y era lo único que necesitábamos.
Y será lo único que necesitemos durante los años que nos queden de vida...

                                      ....:::::Fin.

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NDA: Ok, eso fue super raro para mí, JAMÁS había escrito material erótico explícito xDDDD
Pero bueno, espero que les haya gustado, y si no, en realidad no me interesa xD Con lo demás sí tomo mucho en cuenta sus opiniones pero esto fue algo que de verdad me salió del alma y me importa muy poco que les agrade o no (Lo lamento, hoy ando muy hater xD)